La vermutería La Gloria ha echado el cierre después de ocho años mirando al Born del Molinar. Se había convertido en un punto de encuentro de muchos vecinos de la zona. El motivo que hay detrás de esta clausura radica en que un ciudadano alemán ha comprado todo el edificio donde se ubica este negocio que regenta Davide Furrer. Es una de las últimas casas mallorquinas, con las persianas y los ventanales típicos, además de las arcadas en los bajos, del paseo en el que también se ubica el busto de Aurora Picornell, que va viendo como el barrio va perdiendo su carácter de siempre.
El inmueble, el número 9 de la calle de la Palmera, vía perpendicular al Passeig del Born del Molinar, no tiene otro edificio enfrente, por lo que desde la terraza la vista es inmejorable. El precio de la transacción no ha trascendido.
«Ahora será una casa entera que reformarán, por lo que tirarán abajo lo que hay. Supongo que será como las que hay por aquí más modernas», aseguran los vecinos. La vermutería La Gloria tendrá unos días para vaciar el local. El último día del establecimiento fue el pasado día 31. «Gracias a todos por acompañarnos estos años. Esperamos encontrar un lugar donde volver a vernos pronto. Salud & Vermut», puede leerse todavía en la pizarra que hay en el exterior del local, ayer ya con la barrera totalmente echada.
El inmueble donde se ubicaba este negocio llevaba más 60 años abierto. La gente mayor del Molinar aún recuerda cuando era una bodega e iban a comprar vino. «No va a quedar nada. Hicimos una despedida. Vinieron todos los vecinos. Estaban tristes. Están comprando todas las casas los extranjeros para al final venir dos veces al año. Y todos los negocios para la gente del barrio están cerrando también para que se abran solo cafeterías modernas donde sirven aguacate», lamentan desde la vermutería.
Gentrificación
No es la primera vez que la propiedad de La Gloria debe cambiarse de local por la gentrificación. Cuando regentaba el restaurante Los Faroles en la calle Morey también se vendió la finca donde estaba radicado. La compró un suizo. Se han terminado levantando pisos de lujo.
Llama la atención que en el paseo antes de llegar al Born del Molinar haya como tres inmobiliarias abiertas en primera línea y otra por detrás, donde está la carretera.
La Associació Salvem es Molinar ha advertido en varias ocasiones sobre el problema de la especulación y el efecto que está teniendo sobre los vecinos de siempre. Inversores y capital extranjero compran casas viejas, las derriban y levantan de nuevas o directamente compran los escasos solares que quedan para construir. Toda la zona ha cambiado su fisonomía y ha expulsado a muchos residentes por la presión de los precios.
En algunas calles del Molinar donde había comercios, como son Golf de Cadis o Golf d’Alacant, los locales donde se ubicaban éstos se están transformando actualmente en viviendas nuevas.
La venta de esta casa en El Molinar ha coincidido con la intensificación de las propuestas para frenar el auge de la compra de propiedades mallorquinas por parte de extranjeros. El conseller Iago Negueruela pidió el pasado miércoles un "debate profundo" a favor de la limitación. Esto en la misma semana que el PSOE ha vendido su sede de Alaró a un ciudadano alemán por 345 mil euros.
