Empezamos la excursión en el Port d'Andratx, este núcleo de población es uno de los centros turísticos más cosmopolitas de Mallorca. De los tiempos en que fue un tranquilo pueblo pesquero solo queda el rincón donde desemboca el Torrent des Saluet, precisamente donde iniciaremos el recorrido. Llegaremos al Port por la carretera Ma-1 desde el pueblo de Andratx, que queda a unos cuatro kilómetros.

Al entrar en el Port encontraremos a mano derecha un aparcamiento, el mejor lugar para dejar el vehículo, si no está lleno, algo que puede ocurrir en los meses de verano. Desde el aparcamiento, con el Torrent des Saluet a nuestra derecha, y algunas barcas en sus aguas, entre cañizales, nos dirigimos por la Avinguda de Gabriel Roca i Garcias hacia el Club de Vela (390 32' 51.37"N / 2° 23' 7.91"E). Unos metros después de la entrada del Club nos desviamos a la derecha por la Ctra. Aldea Blanca, en ligera pendiente. Al llegar a un cruce giramos a la izquierda, hacia el Hotel Mont-port, por la calle de Cala d'Egos. La via de la derecha sube a la urbanización Mont-port. En este cruce, un cartel de la Conselleria de Turisme nos recuerda que el camino del Pas Vemell transcurre por propiedades privadas y que el silencio favorece la cría de las aves. 

El Coll des Vent

En la siguiente bifurcación continuamos por la calle de la derecha, la de Cala d'Egos a la izquierda queda la del Ramat, y enseguida enlazamos con una pista que mediante sucesivas revueltas irá ganando altura hasta llegar al Coll des Vent (163 m). En una de las curvas encontramos, a la derecha, un gran horno de cal, oculto entre la vegetación. El viejo camino, destruido por la acción de las excavadoras que crearon la pista, se nos muestra en las curvas y suele ser frecuentado por ciclistas de montaña. El Port d'Andratx está bien protegido, pero con fuertes vientos del suroeste al oeste, se ve afectado por una notable resaca. Y si estos soplan, lo harán en el Coll des Vent, donde se pueden producir rachas fuertes. Reconoceremos el Coll des Vent por dos hornos de cal situados uno junto al otro.

En este punto (39° 33' 16.82"N / 2° 22' 19.16"E) encontramos un cruce de caminos. Tomamos el de la derecha, para seguir subiendo. Una mirada retrospectiva nos brinda vistas del Port y su Moll Vello Frente a nosotros aparece el Cap de Llebeig de Sa Dragonera, en el que se levanta el faro del mismo nombre. Avanzamos por la vertiente norte de un cerro que se prolonga hasta el Puig d'en Ríe. Transitamos por una zona de pinar, con un sotobosque de garriga con acebuches, carrizo, palmito, brezo y estepa blanca. A nuestra derecha observamos las casas más altas de la urbanización del Montport. A la izquierda, a lo lejos, observamos unas antenas de comunicación, situadas junto al Pas Vermell que luego conoceremos. Pronto llegamos a un collado (258 m) en el que nos situamos ante una nueva bifurcación. Nuestro camino continúa hacia la izquierda, ya que el de la derecha nos llevaría a la urbanización de Son Borras. Rechazamos un sendero que sube hasta lo alto del Puig d'en Ríe (312 m) y seguimos por el ancho camino que un poco después converge con una pista que proviene de Cala d'Egos, una playa de cantos rodados en un marco paisajístico de gran belleza, con macizos rocosos a los lados y poblada por pinos. Continuamos en ascenso, contemplando el Cap I de Sa Mola y, detrás suyo, el Cap des Llamp.

Después de pasar por una brecha nos situamos frente a las instalaciones de comunicación. Seguimos en sentido oeste, hacia la izquierda, según nuestra posición de llegada, pero caminados 200 metros, pondremos la máxima atención, ya que tenemos que salir del camino para coger una vereda que, marcada con hitos, nos llevará hasta el Pas Vermell (39° 34' 9.97"N / 2° 22' 4.4 TE). El camino que dejamos concluye cerca del Puntal Vermell (312 m). El Pas Vermell (295 m) debe su nombre a la coloración rojiza de minerales ferrosos. El paso constituye un mirador natural sobre la costa.

La protagonista, sin duda, Sa Dragonera, de cuatro kilómetros de longitud y una anchura máxima de uno. Está separada unos 700 metros de la costa y hacia ella sale a diario, si el tiempo lo permite, barcos para pasajeros desde el Port d'Andratx y Sant Elm. Entre Sa Dragonera y Sant Elm, también visible, observamos Illa Mitjana, que dispone de faro, y Es Pantaleu, atractivo desde el punto de vista de la flora, a solo cien metros de la costa. El último tramo de esta ruta es en descenso, hacia Sant Elm. Los primeros pasos los damos en sentido NE, bajo los peñascos, donde hallamos un viejo soportal. El sendero gira hacia la izquierda y por un terreno muy erosionado nos deja en el Coll de Sa Barrera (223 m). En este collado enlazamos con un camino más ancho. Debemos seguir hacia la zquierda, ya que yendo hacia la derecha acabaríamos en el valle de S Arracó. Caminamos hacia el oeste. En una bifurcación, seguiremos por el camino de la derecha, bajando en fuerte pendiente. También elegimos el de la derecha en la siguiente encrucijada. Más adelante, el camino toma sentido y continúa en descenso hasta un collado situado al sur del Puig Blanc (112 m). Proseguimos por la pista de la derecha y a unos doscientos metros, en el primer cruce, giraremos por la izquierda y llegaremos al Castillo de Sant Elm. 

El Castillo de Sant Elm

El llamado Castell de Sant Elm se alza sobre Cala en Gemec, a una altura de 63 metros. Fue erigido por orden de Jaume II, en 1302, y su torre rectangular constituye una de las mejores muestras de arquitectura defensiva mallorquina. También cuenta con una iglesia, construida en el siglo XVII, con altar barroco y retablo neoclásico. En esa época también se abrió un hospital, que fue abandonado en el siglo XVII a causa de los frecuentes desembarcos piratas. El castillo fue atacado en varias ocasiones y en alguna, como en 1394, fue saqueado y hechos prisioneros sus torreros. 

En 1519, Kair Eddin Barbarroja arrasó el pueblo de Andratx, donde volvería 18 años después. En 1553, más de cuatro mil turcos con Dragut a la cabeza fueron repelidos en Andratx. No se rendirían, ya que dos años después volvieron a atacar, llevándose 28 cautivos. En 1578, los piratas se hicieron con 25 prisioneros. Como escribe el historiador Joan Baptista Ensenyat, los habitantes de Andratx, "constituidos en milicia permanente, no pudieron olvidar un solo día en el espacio de tres siglos el ejercicio de las armas". En 1886, el Castell de Sant Elm fue comprado por el archiduque Luís Salvador de Austria y desde el año 1995 es propiedad de la Fundació Illes Balears, que se encargó de su rehabilitación. Es Bien de Interés Cultural, pero no es visitable. 

Llegada a Sant Elm

Desde el castillo seguimos por el camino de la izquierda, que nos llevará hasta Cala es Conills, donde giraremos a la derecha para llegar a la playa de Sant Elm. Otra vez los piratas... Ya en el siglo XlV, Sant Elm tenía jurats (concejales) y alcalde; era un núcleo próspero que vivía de la pesca, la explotación del bosque y el comercio, pero la amenaza de la piratería lo condenó un tiempo a la decadencia, provocando que muchos de sus habitantes se instalaran en S'Arracó. En el siglo XX se transformó en una importante zona turística. Frente a Sant Elm se encuentra el islote de Es Pantaleu, en cuyos alrededores las naves cristianas de Jaume I prepararon el desembarco.