Estos son alguno de los lugares que escojo cuando quiero sorprender a mis amigos, cuando vienen a mi casa de vacaciones y quiero alardear de la isla de mis amores. Son seis calas y puertos naturales de Mallorca tan singulares, diferentes entre sí y poco conocidos que los recordarás de por vida.

Porque Mallorca, la isla de los contrastes, es mucho más que todas esas playas atestadas de gente a las que va todo el mundo. Te lo digo yo que tengo por “trabajo” disfrutar de sus 284 playas y calas año tras año. Es lo que tiene el oficio de playólogo... que te las sabes todas.

Bien cerquita de Palma

A unos 20 minutos en coche hay unas calas realmente curiosas que viven ajenas al turismo de masas, con un beach club —con piscina y todo– para rematar la tarde de playa disfrutando del sunset con los colegas más chic. ¡Claro que sí guapi! No puede faltar la mítica puesta de sol de mojito en mano y postureo. ¿Te apuntas?

Playa de El Delta, Mallorca El Playólogo/Maremecum

El Delta, canteras que se volvieron playas

Resulta difícil imaginar que a este lado de la bahía de Palma pudiera existir playa alguna, pues son tan verticales los acantilados que apenas se puede aferrar la arena. Pero sí, alguna hay. Son las calitas del Delta: diminutas, preciosas, coquetas, como de bolsillo... y anárquicas. ¡Mucho! Nudistas, familias con sus mascotas, parejas de enamorados...

Aquí se ve de todo, como en esa cala, la de la imagen, que apareció de la nada gracias a la mano del hombre. Los paleta antiguos (entiéndase por albañiles) vinieron a serrar la piedra marés y el hueco que dejaron se fue llenando de arena con las olas, dejando unas piscinas y unos soláriums naturales desde los que adoro esperar al final del día para gozar de la puesta de sol sobre la bahía de Palma. Desde la playa o desde las terrazas del exclusivo beach club. Según mis ganas (y presupuesto).

Y ahora más lejos: en el extremo norte de Mallorca

La bahía de Pollença, la de Alcúdia, el Parc Natural de Llevant... todo son lugares del norte de Mallorca que me gusta enseñar a quien más quiero. Y precisamente aquí es donde se encuentra Cala Matzoc, en el corazón del parque natural, una de las calas salvajes que más disfruto de Mallorca. Anímate -aunque haya que caminar 15 minutos- porque merece mucho la pena.

Cala Es Matzoc, Mallorca El Playólogo/Maremecum

Matzoc, la cala de los torreros

La costa de Mallorca estuvo protegida por una guirnalda de atalayas de defensa intercomunicadas entre sí visualmente, y una de ellas, una de las más hermosas y mejor conservadas, es la de Matzoc, en el Parc Natural de Llevant. Recuerdo haber pasado aquí una noche como uno de aquellos talaier... custodiando las estrellas y los destellos de plata que lanzaba la mar y, al amanecer, lo primero que hice fue sumergirme en las aguas de esta maravillosa playa deseando que todo siguiera estando tal cual durante otros 500 años. ¡O más!

Acércate cualquier día de estos, sube las escaleras, asómate, e intenta imaginar cómo pudo haber sido la vida de los primeros talaiers… Siente la soledad austera de estas tierras. Redescubre conmigo esta maravillosa isla. Y disfruta del paseo, porque es corto pero intenso. Como sa Roqueta, que es como llamamos a Mallorca todos los que llevamos esta isla en el corazón.

Al corazón del Patrimonio Mundial de la Unesco: Serra de Tramuntana

A la Serra de Tramuntana hay que venir no solo porque haya sido declarada Patrimonio Mundial por la Unesco (que no es poco) sino porque esconde tres pequeños puertos ancestrales que parecen haber sobrevivido al turismo de masas casi de milagro. Aquí es donde me gusta venir con mis amigos para ver el sol precipitarse en el horizonte mientras me diluyo en sus aguas, ajeno al bullicio de esas otras playas, las tomadas por el gran público.

Port de sa Pedra de s'Ase, Serra de Tramuntana, Mallorca El Playólogo/Maremecum