Reducir el personal temporal y asociado y afrontar las jubilaciones de buena parte de las plantillas: eso son los principales retos de las universidades en cuestión de personal.
En la UIB, el objetivo del vicerrectorado de Personal Docente e Investigador es acabar 2023 habiendo reducido la proporción de asociados al 40% (era del 60%).
El plan de la Universitat es llegar a mayo de 2024 habiendo ofertado y cubierto 245 plazas a tiempo completo.
De éstas, 185 serán permanentes: 117 corresponden al proceso de estabilización que finalizará en enero de 2024 (hablamos de personal interino que pasará a ser permanentes); 56 serán de Profesor Permanente Laboral (entre el mes que viene y enero de 2024); y, «de momento», doce de Titular de Universitat (entre septiembre y mayo de 2024). Se ofrecerán además 44 plazas de ayudante doctor por un periodo de seis años y 16 plazas de contrato predoctoral por un plazo de cuatro años.
La idea es ir contratando de forma gradual para no tener problemas para encontrar personal adecuado y también evitar que en el futuro se concentren las jubilaciones, como está sucediendo ahora con el profesorado del baby boom.
El vicerrector Antoni Bordoy razona que toda esta oferta no sería posible sin el compromiso y la inversión hecha por el Govern. El Ejecutivo autonómico ha aportado entre 2022 y 2023 más de 8,54 millones para que la UIB pueda estabilizar y crear plazas: es casi la misma cantidad de lo invertido en personal entre 1998 y 2021, más de veinte años en los que se destinaron 8,8 millones.
