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Nochebuena en las residencias de Mallorca: Cenar con tu otra (y a veces única) familia

La mayoría de usuarios mallorquines pasan las Navidades junto a sus compañeros en los centros residenciales, donde se preparan menús y actividades especiales. Una minoría de ancianos son recogidos por sus familiares

Navidad en las residencias de Mallorca

Navidad en las residencias de Mallorca Manu Mielniezuk

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Navidad en las residencias de Mallorca M. Elena Vallés

«Reunir els meus fills», «disfrutar dels meus néts i de la meva filla», «ver bien a mi hija, estable, y a mi hijo también», «viajar por todo el mundo siempre rodeada de mi familia»… Son mensajes escritos por los ancianos de la residencia de Huialfàs de sa Pobla en el muro de entrada a las instalaciones.

Conmueven estos anhelos sencillos y emotivos cuando se confirma que muchos de los usuarios van a pasar esta Nochebuena y el día de Navidad sin visitas familiares, alejados de los suyos, de aquellos parientes que cuando eran niños recibieron sus cuidados y protección. «Mis hijos trabajan. A mi niño le toca estar en el aeropuerto y estos días hay mucho follón. Ya nos veremos después», cuenta Mari Carmen Pérez, de 76 años.

En la residencia que dirige Santi Ramis y gestiona el IMAS hay runrún navideño, pero no llega a interferir en las rutinas. En el salón, hay quien mira la televisión. Dos señoras juegan al dominó. Otra pinta de colores una gran estrella dibujada en un cuaderno para colorear. En la terraza, ese sol de la infancia del que hablaba Machado, calienta a los abuelos que leen el periódico, hacen crucigramas o discuten de política. La vida discurre lenta, casi plácida. Este «casi» es importante, en las residencias siempre pesa cierta tristeza, aunque sea por lo que uno fue y ya no es, o porque son lugares a los que cuesta mirar a los ojos. 

PREPARATIVOS PARA NAVIDAD EN LA RESIDENCIA HUIALFAS. MANU MIELNIEZUK

Ambiente hogareño

En Huialfàs, donde apenas hay restricciones por la covid, lo cierto es que reina el ambiente hogareño: los residentes han decorado el árbol y montado el belén. El espacio es luminoso y acogedor. No es la típica construcción impersonal ubicada en mitad de la nada, sino que se integra en la vida vecinal poblera, además de contar con espacios exteriores verdes y agradables. «Yo salgo a veces del centro para hacer un café en el bar y comer fuera, basta que avise», explica el usuario Miquel Domingo.

En el tablón está a la vista el menú especial de estos días. Para Nochebuena, se sirven fideos con caldo y pollo, cazuela de rape, chocolate y ensaimada y un surtido navideño de dulces. Para el día de Navidad, sopa de magnolias con albóndigas, lechona con patató y ensalada, turrones y cava. Lluïsa Rentero es la cocinera. «La porcella está en agua con sal. Ya está troceada en 57 porciones. Comerán 46 residentes, además de dos personas derivadas por Servicios Sociales», explica junto a su ayudante, Maria Payeras. La comida en el centro es cada vez más saludable. «Tenemos hasta un huerto y vamos sustituyendo el zumo de brick por el de naranja natural», comenta el director, contento porque recientemente el Consell ha adquirido el solar anexo para ampliar la residencia. «Vamos a hacer también una pista de petanca». 

PREPARATIVOS PARA NAVIDAD EN LA RESIDENCIA HUIALFAS. MANU MIELNIEZUK

Turrón casero

La lista de platos navideños tiene el toque personal de los usuarios, los reposteros del turrón. «Compramos 12 kilos de almendra de Camp Mallorquí, en Consell. Los picamos aquí con una máquina y los mezclamos con azúcar de caña que es más sano. Han salido 30 barras de turrón», calcula Ramis. 

La Nochebuena empezará con una visita a las 18 horas de Papá Noel. «Damià de mantenimiento hace tres años que se disfraza y reparte regalos personalizados a los residentes». En la elección de los presentes tienen mucho que ver las auxiliares de enfermería, quienes custodian como un gran tesoro las historias personales, las confesiones y los deseos de los mayores que andan agitados por la visita de este periódico. Agradecen cada foto, cada pregunta sobre su biografía, cada mirada, cada gesto de atención. 

PREPARATIVOS PARA NAVIDAD EN LA RESIDENCIA HUIALFAS. MANU MIELNIEZUK

Juan Luis Valverde tiene el Diario de Mallorca sobre la mesa. Es un hombre de mirada despierta que esconde un gran dolor. «Tengo dos hijos y dos nietos, pero por circunstancias de la vida estamos separados. Creo que no saben dónde estoy. Una vez estuve enfermo y vino mi hija a visitarme al hospital de Inca. Soy un superviviente y hay que adaptarse a lo que viene en la vida», se resigna. «No quiero molestarles, ser un estorbo, pero sí me gustaría ver a mis nietos. Pero aguantaré lo que venga», sentencia. Juan Luis nació en Cataluña pero lleva 71 años residiendo en Mallorca. «He sido camarero toda mi vida, he visto la evolución del turismo en la isla. Empecé en Magaluf, allí venía gente con dinero al principio. Recuerdo que ganaba más en propinas que en sueldo. He trabajado muchas horas en esta vida, pero se ganaba bien. No es como ahora», asegura. 

PREPARATIVOS PARA NAVIDAD EN LA RESIDENCIA HUIALFAS. MANU MIELNIEZUK

"El banco me quitó la casa"

Quien tampoco verá a su familia estas fiestas es Mari Carmen Pérez. Perdió a su marido hace casi dos años. «Lo he pasado muy mal. Hace 49 me vine de Granada para trabajar a un hotel, donde conocí a mi marido. Desde ese día hemos estado juntos hasta que se murió. Teníamos un bar y con la pandemia cerramos. Se puso enfermo y falleció. Y me quedé sin nada, luego el banco me quitó la casa y los Servicios Sociales me ayudaron y me han traído aquí. Estoy muy agradecida», confiesa entre lágrimas, «pero estas fiestas me apenan, me acuerdo mucho de cómo lo celebrábamos juntos en familia. ¿Qué me queda? Pues vivo de los recuerdos y ya está». Ella no lo sabe, pero es una mujer bella de ojos azules que sigue luciendo la larga trenza que fue testigo de sus días más felices.

PREPARATIVOS PARA NAVIDAD EN LA RESIDENCIA HUIALFAS. MANU MIELNIEZUK MANU MIELNIEZUK

En Huialfàs no se da el caso de que los familiares vayan a comer o cenar con los residentes por Navidad. «A principios de febrero sí se hace una comida con sus parientes», dice el director. 

Pero no todo son historias tan tristes. Miquel Domingo se reencontrará con los suyos en la segunda parte de las celebraciones. «Uno de mis nietos me dijo por teléfono que tenía muchas ganas de verme. Me vienen a buscar el día 27 y estaré con mi hija hasta pasado Reyes», relata. «Podré pasear con ellos y también ver a algunos viejos amigos de Porreres». Cuando Miquel llegó a la residencia le costaba caminar. «He mejorado bastante, pero mi hija y mi yerno trabajan y yo ya no me podía quedar solo en casa. Lo mejor era venir aquí y la verdad es que he encontrado buenos amigos. Nos echamos unas buenas risas», asevera. 

PREPARATIVOS PARA NAVIDAD EN LA RESIDENCIA HUIALFAS. MANU MIELNIEZUK

Sentido del humor

Y es cierto: el sentido del humor no se ha perdido en Huialfàs. Basta echar una última mirada al muro de deseos de los residentes. «Abans de morir vull... ‘Hacer un trío’, ‘Hacer el amor con cuatro mujeres’, ‘Bailar y cantar mucho’, ‘Ser rico y disfrutar del sexo’, ‘Música davall l’alzinar’...».

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