El Govern presentó ayer el proyecto CiCHLO, un programa pionero a nivel mundial que permitirá a las islas disponer de su propia planta de producción industrial y sostenible de productos químicos, a partir de la transformación de un residuo perjudicial para el ecosistema marino, como es la salmuera de desalación.

Según explicó el Ejecutivo balear en nota, el proyecto está alineado con los objetivos de los Fondos Europeos e incluido en el Plan Estratégico de Inversiones 2030 del Govern, a fin de obtener de forma local y sostenible los principales agentes activos de uso cotidiano empleados en la desinfección de aguas y superficies.

«Gracias a esta planta se transformará un rechazo procedente de la desaladora de Palma -salmuera- en hipoclorito sódico, ácido clorhídrico, sosa cáustica, carbonato sódico e hidrógeno, productos que en la actualidad se importan en su totalidad», añadieron desde el Govern.

Además, la planta contempla la autoproducción energética a través de una planta fotovoltaica que, junto con la implantación de un captador de CO2, evitará el consumo de energías fósiles y contribuirá a reducir el CO2 atmosférico.

El vicepresidente y conseller de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática, Juan Pedro Yllanes, explicó durante la presentación que «este proyecto generará más de 80 puestos de trabajo -21 directos y 60 indirectos- y más de 65 en fase de ejecución.

Además, «fomentará el desarrollo del tejido industrial balear, dando un paso más en la apuesta por la diversificación del modelo productivo de las islas».

Asimismo, el vicepresidente remarcó que «facilitará el despliegue del hidrógeno verde, haciendo uso del vehículo de hidrógeno en Mallorca y ayudando a la descarbonización del parque móvil de las islas, un reto que paso a paso se está consiguiendo».

Beneficios del proyecto

Por otro lado, Yllanes destacó los beneficios de esta propuesta, que «permitirá reducir gastos de transporte a las empresas de aquí, ya que ahora no tienen otra opción que recibir estos productos del exterior». En este sentido, «se hará frente al elevado coste del transporte del cloro y de sus derivados en Balears».

«Quiero recordar que el alza de precios de este producto fue provocado por el cierre de casi la mitad de las plantas de fabricación de cloro de la península ibérica en 2018, debido a la transposición de la normativa europea por la que se prohibió la tecnología de mercurio. Por eso, con este proyecto, lo que hacemos es abaratar la factura de las empresas, además de reducir las emisiones que se puedan derivar del transporte», dijo el conseller.

Por su parte, el director general de Política Industrial, Antoni Morro, destacó «la imperiosa necesidad» de diversificar la economía balear. «Es una conclusión convertida en evidencia cada vez que hemos tenido que afrontar una crisis -inmobiliaria, turística o sanitaria», añadió.

Para ello, aseguró que se necesitan políticas activas orientadas hacia el crecimiento plausible del resto de sectores, «coherentes con el territorio, sostenibles y con un fuerte componente circular para que sea una realidad».

En este sentido, «este proyecto es un claro ejemplo del modelo que estamos poniendo en marcha en nuestra comunidad, donde el binomio economía-sostenibilidad se dan la mano», señaló Morro.