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OPINIÓN

La victoria que mejor sabe, por Toni Ruiz

Asensio conduce el balón ante la presión de Nastasic. CATI CLADERA

Ganarle al Real Madrid, exige hacer un partido perfecto, o casi. No en vano es el actual campeón de Liga y de la Champions. Pero eso no le asegura nada a los merengues. Florentino Pérez debió avisar a sus chicos, que Mallorca se convierte a veces en la isla de los sufrimientos.

A Aguirre no le hizo falta ningún ejercicio de motivación extra para que sus jugadores saltaran al campo a morder. La primera mitad -ese periodo tantas veces desperdiciado por los rojillos- vio a un equipo extraordinariamente centrado en lo que debía hacer. El Mallorca le jugó de tú a tú al Madrid y se encontró con un premio en forma de gol que supo defender con uñas y dientes hasta el final.

El triunfó se cimentó en muchos nombres, no solo en Muriqi, que se bastó solo para volver loca a la zaga del Madrid, empezando por Nacho. Galarreta fue un timón en el centro del campo; Dani y Baba sostuvieron al equipo; Gio, pareció que había jugado de central toda la vida; Raíllo, despejó cuanto llegó al área y Maffeo anuló a Vinicius, la única cosa que destaca la caverna mediática de Madrid, que debería estar más preocupada por lo difícil que se le ha puesto la liga a los de Ancelotti, que de lo que le acontece al brasileño, perdido en disputas que no le llevarán a ningún sitio

Solo faltaba sumar a la ecuación la parada de Rajkovic al lanzamiento de penalti de Asensio. La parada del serbio le evitó al mallorquín tener que pedir perdón por marcarle un gol al equipo al que debe tanto. Justicia divina, dirían algunos.

La pregunta que se hace el aficionado, ¿por qué el Mallorca no juega siempre así? tiene una fácil respuesta. La victoria vale solo tres puntos, y ya son 28, pero una victoria ante el Madrid sabe mejor.

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