Robert Sarver no ha aguantado la presión social, ha bajado los brazos y ha decidido poner a la venta las franquicias de los Phoenix Suns y los Mercury. En una carta firmada por el propietario del Real Mallorca, que corrió este miércoles como la pólvora, el banquero de Arizona reconoció que esperaba que el «año de suspensión» impuesto por la NBA le brindara la oportunidad de «hacer las paces y eliminar» toda la controversia generada alrededor de su figura durante los últimos meses. Sin embargo, «dado el clima implacable actual», consideró que eso no era «posible».

Ahora está por ver cómo afectará esta decisión en el otro club deportivo del que es propietario y sobre el que ayer no hizo mención alguna en su carta de intenciones. El CEO de Negocio del Mallorca, Alfonso Díaz, y el presidente, Andy Kohlberg, aseguraban hace solo unos días que la condena de la NBA no tendría repercusión alguna sobre el club, sin embargo, este último movimiento del banquero de Tucson sí puede afectar internamente en el accionariado.

Sarver y Kohlberg encabezan en la actualidad un grupo accionarial que posee el 99,8% de las acciones del Mallorca a nombre de la empresa Liga ACQ Lagacy Partners. Además del presidente bermellón, también figuran otros socios minoritarios. Desde el club aseguran que la decisión tomada por el empresario de Arizona «no afectará para nada al Mallorca» y que «a medio o largo plazo», el compromiso de la propiedad americana se mantiene. Otra cosa muy diferente son los cambios internos que pueden producirse dentro del accionariado, en donde, «a día de hoy, Sarver y Kohlberg tienen el mismo peso». 

El banquero de Tucson había «salido airoso», según la opinión pública estadounidense, de todos los cargos por los que se le condenaban. El empresario recibió una suspensión de un año y una multa de 10 millones por comentarios racistas y misóginos, después de que la NBA publicara los resultados de una investigación independiente sobre denuncias de abuso en el lugar de trabajo. 

Sin embargo, importantes jugadores de la liga como LeBron James o Chris Paul, patrocinadores principales del equipo y propietarios minoritarios habían mostrado su disconformidad con la «tibia sanción» y parecían no estar dispuestos a quedarse de brazos cruzados hasta que se tomasen cartas en el asunto. No hizo falta. El accionista de la entidad mallorquinista sucumbió ayer a las presiones y decidió ser él mismo el encargado de dar el primer paso poniendo a la venta el equipo masculino de la NBA y el femenino de la WNBA.

«Las palabras que lamento profundamente ahora ensombrecen casi dos décadas de construcción de organizaciones que unieron a la gente», arrancó Sarver la misiva en la que se denota algo de autocrítica. «Como hombre de fe, creo en la expiación y en el camino del perdón», resaltó el propietario de los Suns. 

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«Esperaba que la suspensión de un año del comisionado me proporcionara el tiempo necesario para centrarme, enmendar y eliminar mi controversia personal con los equipos que yo y tantos aficionados amamos. Pero en nuestro actual clima implacable, ha quedado dolorosamente claro que eso ya no es posible, que todo el bien que he hecho, o que aún podría hacer, se ve superado por las cosas que he dicho en el pasado. Por estas razones, estoy iniciando el proceso de búsqueda de compradores para los Suns y Mercury», relató.

Robert Sarver puso sobre la mesa en 2004, junto a otros inversores, 200 millones de dólares en efectivo y asumió una deuda de 200 más, para hacerse con la propiedad de los Phoenix Suns. Según Forbes, el año pasado la franquicia de Arizona habría alcanzado un valor aproximado de 2.000 millones, con lo que, con una posible venta, Sarver estaría quintuplicando la inversión que realizó hace ahora 18 años. La revista especializada en el mundo de los negocios sitúa a los Suns en el puesto 18 de los 30 que integran la NBA, cuyo ránking lo encabezan los New York Knicks.