El PSOE de Calvià sintió en la noche del pasado domingo la misma estupefacción que un equipo de fútbol que, después de dominar cómodamente durante todo el partido sintiéndose superior y ya pensando en la victoria final, ve cómo en el tiempo añadido del partido el rival, en el último suspiro, da la vuelta al marcador.
En las filas socialistas, tras una legislatura en que la oposición conservadora se ha desangrado en rencillas internas y en que ha habido una coexistencia sin sobresaltos (al menos de cara al exterior) con sus socios de Més-Podem, se confiaba en dar, esta vez sí, el salto a la mayoría absoluta o, al menos, sumar con otra coalición progresista.
Los resultados electorales marcaron otro destino. El PP de Juan Antonio Amengual y el Vox de una exregidora popular, Esperanza Catalá, lograron sumar los suficientes regidores (8 y 5, respectivamente en un pleno donde los otros 12 serán del PSOE) para poder desalojar al que ha sido alcalde durante los últimos ocho años, Alfonso Rodríguez Badal.
El domingo, una vez conocido el resultado, Rodríguez Badal dedicó unas palabras a los militantes y simpatizantes que habían seguido con él la noche electoral. El ambiente, según explican personas que estaban presentes, era de una gran emoción tras una victoria que, al mismo tiempo, fue una derrota, en esas paradojas de la política. Por lo que trascendió de lo hablado en la sede socialista, nada indica que Rodríguez Badal vaya a renunciar de inmediato como concejal socialista y ahora como jefe de la oposición. «Alfonso nunca se ha destacado por tomar decisiones en caliente», señala alguna fuente socialista, apuntando a los plazos congresuales que marca el partido a nivel autonómico y estatal.
Sin reproches
«Nos vemos en nuestro querido municipio y en la defensa de nuestros valores», escribiría posteriormente en sus redes sociales, donde agradeció el «cariño» que le habían trasladado los «compañeros y compañeras de la Agrupación Socialista de Calvià». En esa dura noche electoral, no hubo reproches de ningún tipo. Los socialistas consideran que ellos prácticamente calcaron los buenos resultados de 2019, en que obtuvieron 6.717 votos. En los últimos comicios, cosecharon 6.592. En todo caso, para los próximos días, el PSOE tendrá que analizar por qué no logró ampliar mínimamente su base electoral, tras ocho años gobernando en el municipio.
De momento, como ha sucedido en otros ámbitos políticos, los socialistas consideran clave que ninguna de las dos grandes coaliciones de izquierda que se presentaban en Calvià obtuviese representación. La unión de Més (Rafel Sedano) y Decide Calvià (Isabel Manresa) consiguió 707 votos, mientras que Unides Podem, con Marga Plomer a la cabeza y el líder local de IU Alfonso Rodríguez Sánchez en segunda posición, sumó 628 sufragios.
Resulta significativo apuntar que la suma de lo que obtuvieron asciende a 1.335 votos, que es más o menos la misma cifra que tuvo la coalición Podem-Més en las elecciones de hace cuatro años (1.307) y que le permitió contar con dos regidores.
En medio del shock que ha vivido la izquierda, se lanza también al exterior algún que otro mensaje de optimismo. «PP y Vox van a gobernar en el alambre. Suman 13 regidores y nosotros, 12. Y 12 regidores haciendo oposición son muchos», apuntó otro destacado socialista.
