El paréntesis de actividad al que obligó la pandemia ha hecho que los payeses y 'firaires' que participan en el Dijous Bo hayan depositado muchas esperanzas en el reinicio de su actividad. Los consultados por este diario aseguraron este jueves que han notado que la gente “tenía muchas ganas de 'firar”, pero, al mismo tiempo, constataron que no había “las mismas ganas de comprar”.

Unas mujeres prueban queso artesano antes de comprar. A.Ruiz

A partir de las once de la mañana, las principales calles de Inca se han llenado de ríos de gente que, en algunos puntos, prácticamente hacían muy difícil caminar. Como es habitual, la exposición de animales de la Plaça del Bestiar ha sido uno de los principales puntos de interés, haciendo las delicias sobre todo de los más pequeños.

Los 'firaires' reconocían que había una gran afluencia de público, pero que, a la hora de comprar, “se lo pensaban mucho”. “Se lo miran todo, y al final sólo se llevan cosas de poco precio. Las expectativas eran buenas, pero está siendo flojo de ventas”, se lamentaba uno de ellos. La mayoría explicaba que tenían muchas expectativas en citas como la del Dijous Bo después de estar casi dos años parados por la pandemia. “Me parece fatal que se hayan abierto antes las discotecas que las ferias”, aseguró Miquel Fullana, de Formatges Serra de Manacor.