El ejercicio 2022 fue «un año convulso por la situación económica, ambiental y geopolítica», afirman Simón Barceló Tous y Simón Pedro Barceló Vadell, copresidentes del Grupo Barceló. Aún así sus cifras demuestran «el buen pulso» de la compañía mallorquina: cerró con 170,1 millones de beneficios, superando los de la prepandemia en 35,5 millones, según exponen en la Memoria Anual 2022.
En 2019 el grupo de la familia Barceló obtuvo 134,6 millones de beneficios y una facturación de 4.779,3 millones. Después de atravesar la tormenta de la pandemia ,y un complicado inicio de 2022 por las oleadas de ómicron, terminó el año con 5.730 millones de ingresos, casi un millar más que antes de la crisis de la covid; en concreto facturó 950,7 millones más.
En total, emplea casi a 34.500 personas, su plantilla ha crecido en un 25 % y el 80 % cuenta con contrato fijo.
Estos resultados se han alcanzado en el ejercicio en el que Grupo Barceló llevó a cabo «uno de sus grandes hitos», con la adquisición del 49,5 % de las acciones de Ávoris, que todavía estaban en manos de los Hidalgo tras la fusión de sus divisiones de viajes. Fue en octubre cuando tras concluir el proceso de fusión de Ávoris y Globalia, Barceló dejó de lado a su maltrecho socio para seguir con la consolidación de su red de agencias de viajes, que se ha convertido en el gigante del sector, con más de 1.600 puntos de venta, 40 marcas especializadas y una plantilla que supera las 5.000 personas.
Así las cosas, Barceló mantiene una deuda financiera neta consolidada de 205,3 millones, lo que le permite «seguir creciendo siempre manteniendo un nivel de deuda prudente», aseguran los copresidentes de la compañía.
Modelo de negocio
Mientras tanto, su división hotelera, con sus cuatro marcas, que suma 277 establecimientos (+5%) y casi 62.000 habitaciones en 25 países, continuó su expansión en España, tras la apertura de nuevos hoteles en Canarias, Andalucía y Cataluña, y con su internacionalización, se incorporaron hoteles en Ankara (Turquía) y Jakarta (Indonesia). En lo que respecta a Balears, la segunda cadena española —y la número 26 del mundo en número de habitaciones— el año pasado reabrió tras su reforma el Barceló Aguamarina, en Cala Ferrera.
Mientras la industria tiende a modelos asset-light (gestión), la hotelera de los Barceló prefiere «adaptar su perfil en función de las geografías». En Estados Unidos, a través de la compañía independiente Crestline, con más de 120 hoteles, se centra en la gestión hotelera (44%) y el resto se reparte entre un 29 % en propiedad y un 27 % en alquiler.
Por otro lado, Barceló celebra su avance en el turismo gastronómico, tras lograr cinco estrellas Michelín en restaurantes de sus hotels. Y con sus proyectos de sostenibilidad se centra en desarrollar «un turismo regenerativo».
