Antes de una función teatral de dos horas, en un espacio con una buena acústica y ante un público predispuesto a escuchar con atención y en silencio, el actor siempre calienta y cuida su voz. El profesor puede pasar cinco horas al día dando clases, ante un auditorio con no tan buena predisposición, en un ambiente y un espacio sin duda más ruidoso que el teatro y con una acústica cuestionable: todo en contra, vamos. Y pese a ello, y pese a ser su herramienta fundamental de trabajo, la mayoría del profesorado no se cuida la voz.
Así lo percibe Esperança Mulet, logopeda del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Personal Docente, y así lo confirma Alba Vaquer, maestra de música, que lleva desde enero trabajando con ella.
Desde que era pequeña Alba ha participado en corales y sabe cómo ‘colocar’ la voz al cantar, pero no sabía usarla correctamente al hablar, ni se lo había planteado. Dando clases, en el colegio de Maria de la Salut, iba teniendo afonías recurrentes y el pasado mes enero de llegó a encontrarse «realmente mal», hasta el punto de tener que pedir la baja y hacer ‘reposo vocal’.
Al principio Alba visitaba a Esperança cada semana, después fueron espaciando los encuentros. Ahora está muy concienciada de la importancia de calentar antes de dar clase, de mantener la postura adecuada, de vigilar su respiración, hidratarse, hacer masajes en la zona bucal... «Es muy fácil recaer», apunta. Además de los ejercicios aprendidos, para Alba ha sido importante también el acompañamiento «emocional» recibido ya que para ella ha sido muy duro de repente no poder hablar, ni cantar ni dar clases.
Profesores con micrófono
Desde septiembre del 2021 hasta diciembre del 2022 el servicio atendió a 212 docentes por problemas con la voz y una cuarta parte de ellos tenían diagnosticada alguna lesión, como nódulos y pólipos. La mitad de los profesores tendrán lesiones de voz a lo largo de su carrera, señala la logopeda, que además de ejercicios recomienda adaptaciones del puesto de trabajo, como utilizar un micrófono o procurar que no tengan demasiadas horas seguidas de clase.
Rafel Castell, responsable médico de este servicio impulsado desde la conselleria de Educación, recuerda que los nódulos que causan la afonía y la disfonía constituyen la única enfermedad profesional del colectivo y defiende actuar antes para evitar que aparezcan.
En esta línea preventiva destaca la labor de Pilar Riera, asesora técnica vocal del servicio, que recorre los centros impartiendo unos cursillos y charlas que los centros demandan cada vez más.
«Hay profesores que se han acostumbrado a hablar gritando, llegan a sus casas después de clase y su familia les tienen que decir que hablen más flojo», advierte Pilar: «Hablar con tanta intensidad y volumen pasa factura: algunos no les pueden contar el cuento a sus hijos porque al final del día ya no pueden hablar».
«Hay profesores que se han acostumbrado a hablar gritando, llegan a sus casas después de clase y su familia les tienen que decir que hablen más flojo»
En sus sesiones, Pilar insiste en que hay que calentar antes de empezar, hacer inspiraciones nasales dentro de la ducha, canturrear, empezar hablando suave...Opina que esta formación debería darse en la carrera de Magisterio. Y es que las leyes pueden cambiar, pueden llegar las pizarras digitales, las situaciones de aprendizaje, la gamificación y el trabajo por proyectos... pero pase lo que pase la voz siempre será la principal herramienta de trabajo de los docentes.
