Ha empezado el Ramadán, una época en la que los fieles de religión musulmana deben aprovechar para la purificación espiritual y la reflexión. En Mallorca la comunidad musulmana cuenta con más de 80.000 fieles según las cifras oficiales, aunque esta cifra podría ser mucho mayor más si se tiene en cuenta la población flotante y los trabajadores temporales de la isla.
Las restricciones vigentes durante este mes ayudan a los musulmanes a concentrarse en su fe y a desarrollar su disciplina y autocontrol, manteniéndose en un estado de serenidad y claridad.
Durante el Ramadán, los musulmanes tienen prohibido comer, beber y tener relaciones sexuales desde el amanecer hasta la puesta del sol.
Además, deben abstenerse de fumar, masticar chicle y consumir cualquier sustancia que entre en el cuerpo por la boca.
Junto con estas restricciones, se espera que los musulmanes eviten comportamientos negativos como mentir, chismear o enojarse durante este mes sagrado.
Aunque las restricciones no les impiden continuar con su trabajo, estudios o vida cotidiana, deben intentar ir a la mezquita para realizar una de las cinco oraciones diarias previstas y se espera que, cuando finalice el mes de Ramadán, todos los fieles hayan leído el Corán por lo menos una vez.