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50 años del accidente aéreo que mató a 12 mallorquines en Nantes: «Durante años soñé que el avión cayó al mar y que algún día encontraría a mi padre»

Se cumple medio siglo del accidente en el que murieron los 68 ocupantes de un vuelo que despegó de Palma, con doce mallorquines a bordo - «Mi padre fue el mejor hotelero que ha tenido Balears»

Tomeu Buadas y Elena Murano, hijos de dos de los fallecidos en el siniestro. | MANU MIELNIEZUK Jaume Bauzà

«Durante algunos años estuve soñando que el avión se había caído en el mar. Y que mi padre estaba en una isla desierta y algún día lo iba a encontrar», relata Elena Murano, hija de uno de los doce pasajeros mallorquines fallecidos en el accidente aéreo de 1973, cuando dos aviones que se dirigían a Londres chocaron en cielo de Nantes. Murieron los 68 ocupantes del DC-9 de Iberia que había despegado de Palma. En cambio, el centenar de pasajeros del Coronado de Spantax que había salido de Madrid sobrevivieron gracias a la pericia del piloto, que logró aterrizar de emergencia sin un ala.

El 5 de marzo se cumplen 50 años de aquel desastre aéreo. Ese día el Consulado español en París y el Ayuntamiento de La Planche, una localidad a 20 kilómetros de Nantes sobre la que cayeron los restos del avión siniestrado, han organizado un homenaje al que asistirán familiares de varias de las víctimas mallorquinas.

«Yo tenía seis años cuando pasó y tengo muy pocos recuerdos, pero nos cambió la vida. Mi madre se quedó sola con dos niñas pequeñas. Nos marchamos a Madrid porque había encontrado un trabajo como agente de viajes y en 1994 regresamos a Palma», recuerda Murano. «Para mí aquellos años en Madrid fueron normales, pero mi madre trabajó todas las horas del día y de la noche para darnos la mejor educación que pudo. Para mí es una heroína», añade esta profesional que ha desarrollado su carrera en el sector turístico y financiero y que leerá un discurso en representación de las víctimas del accidente en el homenaje de La Planche.

Aquel 5 de marzo de 1973 su padre, Domingo Murano, se dirigía a Londres por motivos de trabajo. Era director general de Air Spain, una compañía aérea chárter que desapareció poco después del siniestro. «Era un apasionado del turismo. Había nacido en Barcelona, vino a hacer la mili a Mallorca y se quedó. Él trabajaba en Iberia y conoció a mi madre en el aeropuerto porque era azafata. Fue uno de los pioneros del turismo que hubo en Mallorca», relata Murano.

Restos del avión siniestrado cerca de Nantes. | DM

La mayoría de los doce pasajeros mallorquines que iban en aquel avión pertenecían al sector turístico o eran rostros conocidos de la sociedad en aquella época. Entre las víctimas también estaban Ernesto March, gerente del Fomento del Turismo de Mallorca; el matrimonio Parra-Balaguer, residentes en Inglaterra y que regresaban con su hija de pocos meses tras asistir al bautizo de un sobrino; Lorenzo Marqués, industrial del calzado de Inca; Rosa Alemany, nieta del exalcalde de Palma y hombre de confianza de Juan March, Luis Alemany; y Bartolomé Buadas, propietario del Hotel Formentor.

«Mi padre fue el mejor hotelero que ha tenido Balears. El más grande; no desde un punto de vista económico, sino en cuanto a calidad», explica Tomeu Buadas, hijo del empresario fallecido en el siniestro. «Y no era solo un hotelero. Era un abogado de carrera con una inquietud cultural brutal. Lo que más le gustaba eran la literatura, la música clásica y el arte. Tuvo una gran amistad con Camilo José Cela y en los años 60 decidieron organizar los famosos Premios Formentor, que en aquella primera etapa se celebraron seis o siete años seguidos. Pero en España había una dictadura y allí se juntaban escritores y poetas progresistas, así que tuvieron que parar», evoca Buadas, al tiempo que celebra que Simón Pedro Barceló recuperara los premios cuando compró el hotel en 2006.

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Así contó Diario de Mallorca el desastre aéreo de Nantes

Del Maricel al Formentor

Recuerda la larga vinculación de su familia con Formentor —«mi abuelo vivía allí de pequeño, talaban pinos para hacer cajas que enviaban a Valencia para transportar naranjas»— y los inicios de su padre como hotelero de éxito hasta que le sobrevino una muerte prematura. Primero con el hotel Maricel en Cas Català y después con el hotel Formentor, que su padre adquirió al Banco de Crédito Balear para convertirlo en un espacio cultural de referencia.

Cuando ocurrió el accidente, Buadas tenía un año y medio. «El golpe fue terrible, cualquiera puede hacerse una idea de lo que supuso para mi madre enviudar con 28 años y sacar adelante a cuatro niños sola. Pasó unos años muy difíciles porque además no tuvo la ayuda que necesitaba. Por eso cuando vayamos al homenaje de Nantes no nos referiremos tanto al accidente como a los viudos y viudas que sacaron adelante a sus hijos», señala Buadas.

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