Unos presupuestos para gobernarlos a todos. Francina Armengol y Ximo Puig ya no solo comparten un horizonte federalista, una defensa de su autonomía o una postura reivindicativa ante la infrafinanciación, también han conseguido sacar adelante sus octavas cuentas consecutivas con un gobierno de coalición en el que sus socios buscan marcar perfil propio de forma constante. Aunque Puig, a diferencia de Armengol, sí pacta con el PP.

El Parlament balear dio luz verde ayer al proyecto después de tres días de negociaciones para incluir las últimas enmiendas. El sentimiento de cansancio después de tantas horas de debate parlamentario acabó convirtiéndose en euforia, que se hizo patente cuando toda la izquierda arrancó a aplaudir antes incluso de que el presidente de la Cámara acabara de hablar.

El Govern balear afronta así un año electoral incierto con los presupuestos más elevados de la historia: 7.133 millones de euros. Nunca antes un gobierno había dispuesto de tantos recursos para acometer sus proyectos, lo que les ha permitido hacer grandes anuncios como el Tren de Llevant, el escudo social o la gratuidad de bus, tren y metro. La crítica de la oposición era esperable: «Son unas cuentas totalmente electoralistas». También se habló durante el trámite parlamentario de «ideológicas», aunque los partidos compartían en mayor o menor medida que no existen presupuestos no ideológicos.

Todos asumían que los grandes ganadores de la última negociación serían Més per Menorca y El Pi. El apoyo de los primeros era fundamental para sacar adelante las cuentas, ya que sin sus votos no tienen mayoría en el Parlament. En el caso de los segundos, la oxigenación se fue dando paulatinamente con anuncios organizados. El objetivo principal: aproximar a un partido que puede tener la llave de la gobernabilidad en las próximas autonómicas y municipales. «Se han centrado las partidas en lo que realmente importa a los ciudadanos», afirmaba Josep Melià, portavoz de los regionalistas. Los partidos de izquierdas apoyaron hasta 36 enmiendas por valor de 15 millones de euros, una decisión que recibió el correspondiente agradecimiento. Las diputadas Lina Pons y Maria Antònia Sureda se despedían con la sensación del trabajo bien hecho.

Por el contrario, el Partido Popular se mostró muy crítico durante todo el proceso porque son «unos presupuestos que no se ajustan a las necesidades de los ciudadanos de Baleares». El Pacto solo ha aceptado 18 de las 426 enmiendas presentadas, lo que evidencia una vez más la división entre ambos modelos. El portavoz de los ‘populares’, Toni Costa, acusó a la socialista por emular la estrategia de Pedro Sánchez: «Seguirá exprimiendo a las rentas medias y bajas para seguir pagando su campaña electoral».

Asimismo, Costa lamenta que no se incluyera ninguna de las reivindicaciones plasmadas en su reforma fiscal, una de las principales propuestas de la presidenta del partido, Marga Prohens, que incluía la rebaja del IRPF en medio punto a las rentas inferiores a 30.000 euros, la supresión del Impuesto de Sucesiones entre padres e hijos, abuelos y nietos y entre cónyuges, y la supresión del impuesto a la compra de viviendas a menores de 30 años.