El presidente de Emaya, Ramón Perpinyà, se reunió ayer con los propietarios afectados por la rotura de la tubería que se produjo el pasado sábado en el Pont d´Inca y que provocó la inundación de un garaje. Más de 40 vehículos quedaron cubiertos de agua y barro, por lo que prácticamente han quedado inutilizados.

Los técnicos de Emaya han empezado las tareas para determinar las causas por las que se rompió esta tubería de agua, que es la principal suministradora de la barriada del Pont d’Inca. Es una cañería que tiene una capacidad de 500 litros por segundo, lo que explica que en muy poco tiempo tanto el solar donde se rompió, como el garaje abierto que está situado en la parte de atrás, quedaran anegados de agua.

La rotura se localiza en una obra que se está realizando en la calle principal del Pont d’Inca. Es un solar donde se han levantado los cimientos de una futura finca. El constructor detuvo los trabajos el pasado mes de agosto, sin que hasta ahora hubiera retomado la obra.

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La rotura de una tubería general inunda el Pont d'Inca Manu Mielniezuk

Perpinyà no quiso adelantar ninguna hipótesis sobre las causas del siniestro, ya que todavía se está investigando el accidente. Sin embargo, explicó que la tubería, posiblemente por las lluvias caídas en los últimos días, se movió y se rompió, entre otras cosas porque no existía ningún muro de contención que sostuviera el pesado tubo de agua. Emaya no descarta que este muro de contención fuera retirado durante los trabajos de cimentación del solar. El presidente de Emaya se comprometió con los propietarios de los vehículos afectados a que la empresa municipal les ayudará. «Han de recuperar lo que han perdido», dijo. El primer consejo que transmitió a los perjudicados es que comunicaran el suceso a sus respectivas compañías de seguros. Precisamente, estas aseguradoras tendrán un papel clave a partir de ahora, porque antes de indemnizar a los perjudicados habrá que determinar quién tuvo la culpa de la rotura de la cañería de agua. 

El presidente de Emaya afirmó que los propietarios no deben verse afectados por un posible conflicto que puedan mantener las compañías de seguros para determinar quién debe abonar las indemnizaciones. «No se sabe quién debe pagar, pero lo único que está claro es que no son los afectados», señaló Perpinyà.

Para evitar retrasos a la hora de abonar las indemnizaciones, el responsable político exigió que primero se indemnice a los afectados por la inundación para que puedan recuperar el vehículo que han perdido y que después «las compañías de seguros se peleen entre ellas».

Perpinyà aseguró también que, pese a que el agua también penetró en los sótanos de un edificio colindante al solar en construcción, en principio no se teme que el agua haya afectado a la estructura.