Al filo de las 3:30 horas de la madrugada del 21 de agosto de 2021 agentes de la Policía Local de Palma se personaron en un chalet de Son Vida alertados por los vecinos porque se celebraba una fiesta multitudinaria con la música a todo volumen. La mayoría de los asistentes a la celebración, un total de 114, salieron voluntariamente del domicilio para ser identificados: Mallorca se encontraba en máxima alerta sanitaria y las reuniones sociales de no convivientes estaban prohibidas entre la una y las seis de la madrugada.

Al ser una vivienda que se comercializaba como alquiler vacacional, la Policía Local también requirió la presencia de inspectores de la conselleria de Turismo.

Sin embargo, algunos de ellos decidieron permanecer en el interior del inmueble. Según ha podido saber este diario, el grupo de jóvenes atrincherados en el domicilio se negó a bajar el volumen de la música y exigió a los agentes, con tono chulesco, que les trajeran pizzas y ensaimadas.

Hubo otro grupo de asistentes que, al constatar la presencia policial, abandonaron el inmueble, rodeado de un extenso jardín, y se alejaron transitando por las parcelas adyacentes.

Los agentes de la Policía Local identificaron al centenar largo de jóvenes en el exterior del inmueble porque quienes permanecían dentro les negaron la entrada. Levantaron acta de los hechos y enviaron las filiaciones —nombre, apellidos y dni— a la conselleria de Salud para comprobar si alguno de ellos estaba registrado como positivo por Covid o era un contacto estrecho de algún infectado.

Asimismo, los agentes preguntaron a los asistentes que accedieron a ser identificados si habían pagado algo por asistir a la fiesta, y quién era el organizador. Sin embargo, no obtuvieron respuesta a ninguno de estos interrogantes.

El resto es conocido. La conselleria de Presidencia ha propuesto una multa de 60.000 euros para cada una de las 114 personas identificadas, muchas de ellas apellidos ilustres de la empresa y la aristocracia mallorquina.