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balears estrena normativa turística - larga sesión en el parlament que pone punto final a la norma que se atreve a mentar el decrecimiento

Aprobación de la Ley de Turismo de Baleares: los hoteleros, los grandes ausentes

Agricultores, pescadores, las ‘kellys’, los sindicatos, los pequeños empresario e históricos como el exconseller Celestí Alomar y el ecologista Xavier Pastor no se perdieron la aprobación de la norma de Negueruela

Representantes del sector primario siguen la sesión en el Parlament. | B. RAMON

Ya le hubiera gustado al conseller Iago Negueruela que la sala de los Pasos Perdidos del Parlament, mientras se debatía y aprobaba la Ley de Turismo, hubiera estado atestada de hoteleros. Como las calles o el aeropuerto de Palma lo están de turistas, que día sí y día también dan fe de la temporada turística que ya tenemos aquí. Los empresarios que hace tres semanas se retrataron con los socios del Pacto y El Pi para dar su conformidad a la rebaja del decrecimiento ligado a las reformas ayer fueron los grandes ausentes. Solo uno pudo escuchar como el titular de Turismo, poco amigo de las citas, según confesó, glosaba a Goethe: «No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, tan solo si marchamos por el mismo camino».

La frase del grande de las letras germanas y las gracias que expresó el creador de la ley al sector hotelero lo escuchó en solitario Jordi de las Moras, recién nombrado director general de Garden Hotels. El reconocido ejecutivo en la industria, que departió con la presidenta Francina Armengol y con el conseller a su llegada, escogió un solitario asiento, prefirió no dar declaraciones y un poco perdido, haciendo honor a la sala del Parlament, pasó el trago de representar no a su sector, sino a su jefe, Gabriel Llobera, consejero delegado de la hotelera mallorquina. Ni la Federación Hotelera ni la Agrupación de Cadenas de Baleares, que Llobera lidera, aparecieron. Este estuvo con el presidente de Andorra, Xavier Espot, que visitó uno de sus hoteles para conocer la gestión circular que distingue a su compañía. También María Frontera prefirió agasajar al mandatario andorrano.

Armengol con el exconseller Celestí Alomar. | B. RAMON

Se notaba el nerviosismo entre el equipo de la calle Montenegro: no atinaban a confirmar qué líder hotelero bendeciría la nueva norma turística con la que solo se casan en lo que apoya, y subvenciona, para seguir con la circularidad y les obliga a convivir con la moratoria turística y los condicionantes para modernizar sus hoteles. Ya les hubiera gustado que uno de los grandes valedores de la norma como Gabriel Escarrer hubiera hecho acto de presencia, pero es que ni los empresarios más cercanos al progresismo que construyen hoteles al dictado de la nueva norma se acercaron.

El sector primario fue el principal en cuanto a representación en la sede de la soberanía popular: el más numeroso y el primero en llegar. Miquel Gual, presidente de la Cooperativa Camp Mallorquí, mostró su apoyo a que por imperativo legal el sector hotelero y la restauración incorporen productos locales en sus menús. Es «una puerta» la que se abre y viene a remediar que hasta ahora salvo excepciones («algunas cadenas y establecimientos independientes») los hoteleros han sido «poco sensibles» ante los payeses. Frente a Gual, conciliador, que dejó caer que «igual no interpretábamos lo que necesitaban», Xisco Llompart, presidente del Consejo Balear de la Agricultura Ecológica (CBPAE), denunció que su sector «no se ha tenido en cuenta y en ningún momento aparece» en una ley que «se basa en el producto local que legalmente no existe ¿porque quién lo va a definir?», interpela. Le afeó a la conselleria de Mae de la Concha, quien hizo un receso para comer «una ensalada» de esos ingredientes autóctonos, que no les tuviera en cuenta.

Jordi de las Moras, de Garden, el único hotelero en la cámara. | B. RAMON

Mientras a Fernando Fernández Such, director general de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, se le veía radiante por la elevada representación de su sector. No daba abasto a saludar. También había una nutrida representación de Cooperatives Agro-alimentàries Illes Balears. Rafael Mas, expresidente de la Federación Balear de Cofradías de Pescadores, en sustitución del actual, Domingo Bonnín, agradece que se haya tenido en cuenta a su sector porque a los hoteles «nunca ha llegado» la pesquería balear, pero «sí a los restaurantes». Representando a estos últimos, y a la CAEB, Alfonso Robledo aprovechó para reclamar una moratoria: «Nos gustaría haberla metido en la ley porque somos muchos; sería nuestra solución para reconvertir al sector».

Volvió a dejar claro su rechazo Habtur, una patronal «triste» porque el Pacto no quiere apostar por el alquiler turístico, criticó su gerente, Maria Gibert. Negueruela, que en su discurso ante la cámara enumeró una larga lista de agradecimientos —en la que no faltaron Toni Riera, de Impulsa Balears, ausente, o las kellys, representadas por Rosa Fiteni y Antonina Ricard—, incluidos «los instaladores»— ni les mentó. Jordi Mora, presidente de Pimem, se solidariza con ellos: «Queremos equilibrio en el decrecimiento». Mientras, José García Relucio, de UGT, en un día para estar «contento» destacó la «flexibilidad» sindical con el cambio de usos de los hoteles obsoletos. Una medida que también apoyó Jaume Garau, del Fòrum de la Societat Civil, sentado junto a Celestí Alomar. El exconseller de Turismo más odiado por los hoteleros fue a «escuchar», escéptico, pero celebrando que haya «un cambio de relato, aunque sea de aquella manera», en un día en el que la exalcaldesa de Calvià Margarita Nájera o el expresidente de Greenpeace Xavier Pastor formaron parte de los invitados en el hemiciclo. La larga jornada, que incluyó pleno ordinario, sesión de control y la aprobación de la ley, dificultando a una cabreada Armengol salir desahogada hacia el aeropuerto rumbo a Argentina, se la perdió Toni Costa, el portavoz parlamentario del PP. El tendón de Aquiles de los populares se ha lesionado el ídem practicando ball pagès por lo que se ausentó de las cinco horas de debate circular.

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