El anunciado tope diario para los cruceros que llegarán al puerto de Palma en 2022 se fijará mañana. Después de meses negociando, el Govern balear y la patronal CLIA (Cruise Line International Association), la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros, se reúnen finalmente este lunes en Hamburgo para pactar el número máximo de cruceros y megacruceros que pueden atracar en el dique del Oeste en aras a evitar la saturación del centro histórico de Palma. El consenso depende exclusivamente de la voluntad de CLIA de autorregular su actividad. No hay ninguna obligación legal, todo depende de la intención de las partes para alcanzar un acuerdo.
A lo largo del año 2019, antes de la pandemia covid, Palma recibió 590 escalas de cruceros (1,6 al día). Ello se tradujo en 2,21 millones de pasajeros, un 10% más de turistas de este tipo que en 2018, cuando fueron 2,05 millones. Ya ese año, la actividad creció al 22%.
Para el año entrante hay 528 escalas previstas. El Govern y el ayuntamiento de Palma, en sintonía con la Autoridad Portuaria de Balears, buscan reducir esta previsión de reservas y mitigar el impacto medioambiental así como la presión humana en el caso antiguo palmesano.
Al encuentro en la ciudad alemana, en el que participarán los representantes de las principales navieras que operan en el Mediterráneo, asistirá el conseller de Turismo y Modelo económico por parte del Ejecutivo balear. Es por ello que Iago Negueruela solicitó hace unos días al Parlament el cambio de su intervención inicialmente prevista para mañana en el pleno que aprobará los presupuestos autonómicos para el próximo ejercicio.
La importancia de dicha reunión en Hamburgo es clave para fijar un límite sostenible al desembarco de cruceristas en la capital mallorquina. Solo se alcanzará si la industria del crucero acepta reducir las escalas en el puerto palmesano; el negocio se regula exclusivamente por la ley de la oferta y la demanda. Legalmente, ni el Govern ni el Ejecutivo central pueden imponer límites a esta actividad.
Con todo, hasta ahora la patronal CLIA se ha mostrado favorable al consenso con las autoridades baleares, desde que se iniciaran las negociaciones en este sentido a finales de 2019, precisamente también en Hamburgo, en el marco de la principal feria del sector.
No obstante, queda por ver cuál será finalmente el límite que se autoimponen las compañías como MSC Cruceros, Royal Caribbean, Costa Cruceros o Carnival, entre otras.
«Cuatro o cinco» cruceros al día, es la propuesta del alcalde de Palma, el socialista José Hila, quien recalcó que «no megacruceros, aunque sin renunciar a ellos totalmente». El alcalde apuesta por embarcaciones de tamaño «pequeño y mediano». Su socia de gobierno municipal, Neus Truyol (Més per Palma) se reafirmó la semana pasada en regular el número de cruceros a dos al día y un máximo de 6.000 cruceristas. «Hay que ser valientes», arengó.
Hasta ahora, el Govern no ha hecho públicos sus números, lo que apunta a un acuerdo semicerrado con la industria, que blinda con discreción. «No tenemos mucho tiempo», señaló Iago Negueruela a finales de noviembre, al trascender que Govern y Cort se daban tres semanas como máximo para acercar posturas. Visto el límite que reclama Més, no hay consenso en el seno del Pacto. El objetivo del Govern, más que en el número de barcos diarios, se basa sobre todo en mitigar la cantidad de pasajeros que se concentran en pocas horas entre la catedral, Cort y la plaza Mayor.
Según los datos oficiales, en 55 días de 2019 coincidieron en Palma más de 10.000 cruceristas a la vez, alcanzándose en una sola jornada récord más de 15.000.
Ese año hubo 20 días con cuatro escalas simultáneas de cruceros en el puerto de Palma, y dos días con cinco escalas simultáneas. El equilibrio entre cruceros medianos y megacruceros en un mismo día es lo que se persigue en el cónclave de mañana en Hamburgo, donde el Govern de Francina Armengol se juega una de sus promesas estrella de esta legislatura.
