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Govern y Cort se dan tres semanas de plazo para fijar el tope diario de cruceros

El sector está reanudando su actividad tras la parálisis por la pandemia

Imagen de varios cruceros en un mismo día en el puerto de Palma. | B.RAMON

El tiempo corre en contra del Govern y del Ayuntamiento de Palma para su anunciada regulación de las escalas de cruceros en Palma, en aras a evitar la saturación del centro histórico. Ambas instituciones presididas por el PSOE han reactivado la negociación para fijar el límite, un acuerdo en el que también participa -y es clave- la patronal CLIA, así como la Autoridad Portuaria de Balears (APB). El Ejecutivo autonómico y Cort se dan tres semanas como máximo para alcanzar un acuerdo, justo antes de Navidad. En caso contrario, se estrenará el nuevo año 2022 sin posibilidad de echar el freno a la actividad crucerista, lo que supondría un fracaso político para el Pacto.

El principal punto de fricción radica en el tope diario de cruceros que deben amarrar en el puerto palmesano. El alcalde de Palma, el socialista José Hila, mantiene una posición más moderada que las pretensiones de su socia de Més per Mallorca Neus Truyol. El Govern no enseña por ahora sus números, pero estarían a medio camino y en todo caso en sintonía con el munícipe, partidario de favorecer la recuperación económica con el turismo tras el parón por la pandemia.

Justo antes de ser investida presidenta del Govern en esta su segunda legislatura, Francina Armengol se sometió al debate parlamentario prometiendo «fijar un techo que sea sostenible social y económicamente» al turismo de cruceros. Era finales de junio de 2019, y el anuncio de Armengol tuvo mucho eco. Sin embargo, el entonces presidente de la Autoridad Portuaria, Joan Gual de Torrella, se encargó de enfriar las expectativas al dejar claro, justo un mes después, que ya estaba planificado el calendario de llegadas durante 2020 y 2021.

Armengol no puede permitirse quedar en entredicho tras su anuncio estrella en 2019 de "fijar un techo"

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Gual de Torrella tuvo que dimitir imputado por corrupción, y su sucesor, el expresidente del Govern Francesc Antich se comprometió a no confirmar nuevas reservas para 2022 sin antes tener el tope fijado. Con el uno de enero a la vuelta de la esquina, urge alcanzar el consenso.

La actividad de cruceros está experimentando un vuelco. Según informó IB3 recientemente, la industria prevé 528 escalas en Palma el año que viene, un 139% más que en el presente ejercicio, aunque supone un 12% menos que en 2019, antes de la parálisis por la covid.

El Consolat sabe que no puede permitirse llegar al año preelectoral con la misma cifra de seiscientos cruceros anuales en Mallorca, muchos días hasta con cinco buques coincidiendo, y entre 7.000 y 10.000 cruceristas de golpe por el centro. Armengol recibió diez mil firmas exigiéndole una regulación, y tiene que mover ficha para que su anuncio estrella no se le vuelva en contra. Los próximos días serán cruciales para acercar posturas y convencer a la patronal CLIA de que reduzca su actividad en el puerto de Palma.

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