Circunstancias como la pandemia, el encarecimiento y desabastecimiento de las materias primas, la falta de mano de obra cualificada o las mayores dificultades de financiación han marcado al sector de la construcción, que a pesar de la incertidumbre económica continúa con previsiones de crecimiento. Estos retos pueden ser, además, una oportunidad para acelerar ciertos cambios que ya estaban en el horizonte antes la guerra en Ucrania e incluso la expansión del COVID.

Desde el inicio de la pandemia el sector de la construcción viene encadenando obstáculos que eran imposibles de prever en 2019. A la crisis sanitaria y sus repercusiones sociales y económicas han seguido la falta de materias primas, un conflicto bélico, la subida en el precio de los materiales y la inflación generalizada, entre otros factores.

Tras las restricciones sanitarias, el sector recuperó en 2021 el crecimiento anterior a la pandemia, con la ejecución de 51.400 obras nuevas y una inversión de 58.001 millones de euros, un 78% más que en 2020, según datos de la consultora DoubleTrade.

Como consecuencia de la crisis sanitaria, sin embargo, en 2021 las constructoras comenzaron a sufrir el desabastecimiento de materias primas, el aumento de precios y la subida de los costes de la energía y del transporte internacional. Según la constructora ACR, los costes directos de construcción subieron un 23,5% el pasado año. Para 2022, Neinor Homes prevé un encarecimiento medio de entre el 8% y el 10% de los costes, que han vuelto a aumentar en este año como consecuencia de enfrentamiento instigado por Rusia.

Otro reto con el que se encuentran las promotoras y constructoras, que se remonta a antes de la pandemia, son las crecientes dificultades de financiación, que están llevando a las compañías a explorar nuevas vías, como el crowdlending. Para este año se espera, además, una mayor concentración del sector, con el fin de obtener un mayor acceso al crédito.

Además, el sector sufre desde hace años una insuficiencia de mano de obra cualificada -y el aumento de salarios de aquellos que sí cumplen con el perfil- que se ha hecho más evidente desde el pasado año, debido en parte al aumento de la demanda de profesionales para el sector de las reformas, en auge tras la crisis sanitaria y a raíz de los programas de ayudas de los Fondos Europeos.

En este contexto, promotoras y constructoras han tenido que adaptarse también al cambio de necesidades de los consumidores, que buscan viviendas más sostenibles y eficientes, más amplias, con más espacios exteriores y con mayor calidad. Por su parte, en estos tiempos de teletrabajo, el futuro de las oficinas pasa por un aumento de la flexibilidad, mientras que a la par que se aprecia el auge del sector logístico, con un aumento de la demanda de plataformas de distribución.

Previsiones de crecimiento a la baja

A pesar de las crecientes dificultades, el balance del primer semestre de 2022 deja un aumento de la actividad de la construcción del 5,44% en relación con el mismo periodo del año pasado, según los datos del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España. Sin embargo, las cifras bajaron en el segundo trimestre del año, que registró una caída del 3% en comparación con el primero. La plataforma de información empresarial Nalanda cifra de forma similar el aumento en el número de obras ejecutadas en el primer semestre del año, un 5,6% más que en el mismo periodo de 2021, con un total de 9.388 proyectos ejecutados.

Las expectativas para el segundo semestre del año, sin embargo, parecen haberse visto afectadas por las actuales condiciones económicas de inflación y aumento de tipos de interés. En su último informe, del mes de junio, el grupo de análisis Euroconstruct rebajó sus previsiones de crecimiento un 1,4% respecto a su anterior estudio, de finales de 2021, con lo que prevén un crecimiento anual de la actividad del sector del 2,3%.

Aunque los costes constructivos ya se están empezando a relajar, la ralentización o incluso paralización de las obras mermará la oferta terminada de cara a 2023. Por si un stock más limitado no fuera suficiente, la inflación y la subida de tipos para frenarla no se lo pondrá fácil a los que quieran convertirse en propietarios. “Si tenemos en cuenta la tendencia inflacionista actual, la recisión es una amenaza real para la economía española. Ante este panorama las transacciones inmobiliarias deberían obedecer un ritmo de venta más lento, pues las decisiones de compra serán más reducidas ante una capacidad de endeudamiento más comprometida por parte del consumidor”, revela Ferran Font, director de Estudios de pisos.com.

Industrialización, digitalización y big data

En este contexto, el futuro de la construcción pasa por la adaptación del sector a dos tendencias que han cobrado cada vez mayor importancia: la digitalización y el big data. Acelerada durante la pandemia, la digitalización permitirá la automatización de procesos, la conexión de las diferentes áreas de una empresa y una mayor accesibilidad de la información.

Por su parte, el big data se ha mostrado como la solución a problemas del sector que van desde la atención al cliente al cálculo de riesgo de inversiones, así como la obtención de información del Internet de las Cosas.