Era el hombre en España de una organización con tentáculos en cinco continentes. John Morrissey, relacionado con la sanguinaria mafia irlandesa, residía en Marbella desde el año 2000 en una mansión que tuvo que abandonar en abril cuando el Tesoro de EE:UU lo señaló y se escondió en una casa más humilde, en Mijas, en la que ha sido detenido. Repartía, blanqueaba o movía 350.000 euros al día para narcos y traficantes de armas, y camuflaba su imperio en otro falso, el de Nero Vodka, una empresa con pérdidas que vestía sus mejores galas en los locales de la Costa del Sol. Nicola, la flamante esposa, llevaba las cuentas de la empresa, que ha blanqueado 200 millones en un año y medio. El dinero sucio de los delincuentes era intercambiado a bordo de vehículos caleteados, y con los beneficios de las transacciones construían un centro wellness de lujo en Mijas.