Ares espera paciente a recibir la orden de su dueño. Antes se ha revisado su cartilla de vacunación, microchip, lleva el bozal y le han comprado un billete específico de 35 euros, que incluye un kit de confort. Ajeno a tanta expectación, es el primer perro de más de 10 kilos, y hasta 40, que se sube a un tren. A casi 300 por hora, este labrador mestizo, como si nada, y el resto de pasajeros, tampoco. Barcelona-Madrid es por ahora la única ruta donde estos perros pueden viajar. Dos horas y media después, final de trayecto. Se ha ganado su momento de juego, bozal fuera, a estirar un poco las patas y a disfrutar de Madrid.