Hace 7 años el Falcon 9 de Space X despegaba con una misión: poner en órbita un Observatorio Climático del Espacio Profundo. Un objetivo que cumplió con éxito. Consiguió posicionarse en la órbita deseada y desprenderse de su carcasa. Una carcasa que ahora está causando problemas. Se ha quedado sin combustible y así es imposible regresar a la Tierra. Tampoco puede cambiar de rumbo, así que sólo le queda vagar caóticamente por el espacio. Eso es precisamente lo que está haciendo. Ahora amenaza directamente a la Luna. Según los cálculos de los expertos, en poco más de un mes, el 4 de marzo, terminará estrellándose contra el satélite y lo hará a unos 9.000 kilómetros por hora. Lejos de alarmarse, muchos astrónomos lo ven como una oportunidad para librarse de una vez de esa molesta basura espacial. Desperdicios que flotan sin rumbo y que, a veces, impiden contemplar la belleza del universo.