«Hay personas que dicen que los migrantes venimos a España a quitarles el trabajo y las viviendas. Después, estas mismas personas nos entregan las llaves de su casa para que cuidemos a sus padres, sus hijos y sus hogares». Para Rafaela Pimentel, activista feminista por los derechos laborales de las trabajadoras del hogar, esta «doble moral» es una «cuestión racista», una de las múltiples lacras contra las que lucha el sector.

Natural de la República Dominicana y residente en Madrid, lleva más de 30 años dedicándose a los cuidados del hogar. Ayer recaló en Palma para participar en la quinta edición de las jornadas ‘Stop Racismo’, que se celebraron en el Centre Flassaders.