Uno de los dos caballos que tiraban de la galera súbitamente cayó al asfalto y permaneció inerte varios minutos. El calesero se apeó rápidamente del vehículo e insistió en reanimar al animal. Le tiraba de la cabeza y de los arreos, pero el equino apenas podía aguantar su propio peso.

Los turistas que viajaban en la galera observaron la escena sentados y esperando a reemprender el paseo.