La policía belga se ha visto obligada a cargar contra decenas de aficionados que, tras la derrota de su selección ante Marruecos en el Mundial, han protagonizado violentos incidentes en las calles de Bruselas. Los violentos quemaron algunos contenedores de basura, patinetes eléctricos y arrojaron piedras a los agentes. Cerca de 100 antidisturbios utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los alborotadores.