Así ha amanecido Kiev tras una semana desde la última ofensiva rusa a la capital ucraniana. El Kremlin ataca de nuevo. En esta ocasión con los llamados drones suicidas. "Son de fabricación iraní", apuntan las autoridades ucranianas. Y mientras Irán niega haberles suministrado drones, Rusia mantiene el silencio. Esta región de la capital, repleta de centros universitarios, bares estudiantiles y restaurantes, se ha llevado la peor parte del ataque. Los residentes se han visto obligados a buscar resguardo en refugios antibombas. Y lo hacen por segunda vez en apenas una semana. El lunes pasado el mismo distrito fue golpeado por varias explosiones cuando Rusia ordenó la mayor ofensiva aérea contra Ucrania como represalia tras la explosión en el puente de Crimea.