Contra el encarecimiento de la vida y el cambio climático, ese es el lema de la protesta con la que la izquierda francesa, liderado por la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon y de la que se desmarca, esta vez, el Partido Comunista, se moviliza este domingo en París en un nuevo frente en la calle contra Emmanuel Macron. Sin la mayoría absoluta con la que afrontó hace cuatro años las revueltas de los "chalecos amarillos", el presidente francés se enfrenta ahora a una tormenta de movilizaciones de formaciones políticas y sindicatos. Un nuevo otoño caliente, en plena crisis energética mundial y alza de precios, que arrastra desde hace casi tres semanas las consecuencias de la huelga en refinerías francesas que ha dejado desabastecidas una de cada tres gasolineras del país. Con un servicio racionado a treinta litros por coche y colas kilométricas. La tensión crece, a veces con agresiones, mientras uno de los sindicatos mayoritarios, la CGT francesa, mantiene la movilización contra Total Energies, uno de los dos gigantes energéticos nacionales y con grandes beneficios este año, por no aceptar el 10% de incremento salarial que reclaman para compensar la pérdida de poder adquisitivo de sus trabajadores. Con un Macron que busca pactar estos días sus presupuestos o aprobarlos, en el peor escenario, por decreto, el siguiente paso de los sindicatos mayoritarios son los paros nacionales del próximo martes en sectores clave como la Educación y el transporte.