El éxito de los vuelos directos Nueva York-Palma se debe a que los neoyorquinos se encuentran en Mallorca como en casa.

Según Andrew Russo, de la familia Gambino, nada más aterrizar en Son Sant Joan se advierten los gigantescos atascos de tráfico que han hecho famoso a Manhattan. "Ya tardamos más en llegar a la ciudad que cuando tomamos tierra en el JFK neoyorquino".