Buckingham Palace invitó por error a Juan Carlos I acompañado de Corinna a los funerales por su prima Isabel II. Una vez deshecho el entuerto, se confirma que el Rey Emérito se sentará en la Abadía de Westminster separado de su hijo, pero todavía más separado de su esposa Sofía de Grecia, en la hipótesis de que se reconozcan tras tantos años de distanciamiento.