Melancolía, tristeza, falta de concentración, cansancio o inapetencia son algunos de los síntomas que muestran los niños que padecen astenia otoñal, un estado transitorio que provoca una alteración de su ritmo biológico y puede dificultar el rendimiento escolar. Según el doctor Fernando Baixauli, pediatra, el otoño «implica menos horas de luz, temperaturas más bajas y un ritmo frenético de colegio y actividades extraescolares».

«Los cambios de estación causan una alteración en los niveles de determinadas hormonas, en concreto, la melatonina, una hormona relacionada con el sueño que se ha asociado con el trastorno afectivo estacional», señala Baixauli. Añade que dicha hormona, que también tiene relación con la depresión, se produce en niveles más altos en la oscuridad. Así, cuando los días son más cortos y oscuros, se produce más melatonina y existe una disminución de la betaendorfina, cuya carencia provoca irritabilidad, nerviosismo, tristeza, cansancio y apatía. Los síntomas de la astenia otoñal duran entre una semana y quince días. Según el especialista, «si los síntomas claros de astenia se alargan más de quince días o si el niño además asocia mocos, dolor de oídos, febrícula (37,5-37,8 ºC), pérdida de peso o diarrea, ya no se trata de astenia».

«En el caso de que se sumen estos síntomas, se debe llevar al niño al pediatra ya que puede ser el inicio de alguna enfermedad como resfriado, gastroenteritis, otitis o incluso alergia», advierte.

La predisposición de algunos niños a padecer astenia otoñal es obvia, pero su estilo de vida es factor determinante para prevenirla. «Para combatir este estado de ánimo es importante respetar los horarios de sueño, hacer ejercicio físico y llevar una vida sana en general», según el experto, que añade que los más pequeños necesitan una rutina establecida «para que su desarrollo físico y psicológico sea adecuado». El pediatra recomienda hacer ejercicio físico al aire libre, ya que estimula la liberación de dopamina y endorfinas «que levantan el ánimo de los más pequeños».

Por otra parte, una dieta equilibrada y una alimentación saludable «son pilares indiscutibles para prevenir la astenia» y se aconseja incluir proteínas de alto valor biológico en la dieta diaria además de vitaminas del grupo B, que mejora los niveles de serotonina.