En el metaverso, las leyes del mundo real no se aplican. Allí, si la plataforma tecnológica que lo sostiene lo permite, se puede violar, matar, robar y estafar igual que se puede ser Spiderman o crear un mundo entero de la nada. Pero, ¿cuándo se rompe la pared entre lo virtual y lo físico para que algo sea considerado delito? ¿Puede una persona sentirse violada si fuerzan sexualmente a su avatar?

"Actualmente, no hay ley que regule específicamente todo esto. Un tribunal nunca va a reconocer como violación un acto virtual en el que además no existe acceso carnal, y, la verdad, no creo que tenga que llegar a hacerlo", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, Paloma Llaneza, experta en derecho digital y ciberseguridad.

La falta de regulación acerca de lo que sucede en el metaverso se ejemplifica con que la Brigada Central de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional haya declinado participar en este reportaje porque, como recuerdan, al no haber leyes al respecto no pueden actuar en un entorno digital que cada mes utilizan supuestamente 400 millones de usuarios de los que la mitad serían menores de 13 años.

A día de hoy, las predicciones y las estadísticas sobre el metaverso varían según la fuente del estudio y los intereses económicos que tenga en él, por lo que la fiabilidad sobre su uso real es limitada. Sin embargo, instituciones como la Unión Europea o cuerpos de seguridad como la Interpol no quieren quedarse atrás, como ocurrió en su momento con las redes sociales. Por eso, ya se están planteando los potenciales delitos, llamados metaversales, que se pueden llegar a cometer en este nuevo multiverso virtual y si pueden ejercer algún control sobre lo que sucede en él.

Ni la policía ni los tribunales pueden, por tanto, intervenir a no ser que lo que suceda allí trascienda a lo ya legislado en el mundo real, como ocurrió recientemente en Zaragoza en un caso de explotación sexual de menores de edad o con Mango por un tema de propiedad intelectual en el metaverso.

¿Existen las violaciones virtuales?

A finales del año pasado, por ejemplo, una investigadora británica llamada Nina Jane Patel relató la forma en que "tres o cuatro avatares masculinos, con voces de hombre, violaron virtualmente a mi avatar y sacaron fotos" en Horizon Worlds, el metaverso creado por Meta, la antigua Facebook, que es además la empresa que más fuertemente está apostando por esta nueva tecnología. Como respuesta, la compañía lanzó una herramienta para 'separar' virtualmente a los avatares alrededor de un metro.

"Lo que es ilegal y perjudicial en el mundo físico debería serlo también en el mundo sintético virtual", explicó Patel. "En este ámbito de convergencia, nos encontraremos en una situación muy difícil si podemos tratarnos de una determinada manera en el mundo virtual, pero no en el mundo físico".

"La clave en estos casos está precisamente en eso, en hacer responsables a las tecnológicas de lo que sucede dentro de sus servidores para que fijen unas buenas normas de convivencia, pero a ver quién se atreve a ponerle límites a las grandes empresas de Estados Unidos o de China", apunta Llaneza.

Desde la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (SEDIA) recuerdan a este periódico, sin embargo, que "la UE tiene ya un marco regulatorio fuerte para abordar potenciales impactos que el metaverso pueda tener en ámbitos como la competencia, la ciberseguridad, la creación artística y la privacidad", pero, los vacíos legales siguen existiendo. Por ejemplo, no está claro quién se responsabiliza de cada avatar si no es obligatorio asociarlo a un documento de identidad oficial.

A día de hoy, uno de cada cinco delitos en España se cometen en la red, según datos del ministerio del Interior, lo que supone un 72% más que antes de la pandemia, aunque uno de los aspectos que más complica las investigaciones es la naturaleza internacional de buena parte de ellos.

"Con un solo clic, las pruebas están en otro continente", explicó recientemente Jurgen Stock, secretario general de Interpol, la agencia policial en la que están presentes 195 países de todo el mundo. "La ciberdelincuencia es internacional por naturaleza, por eso Interpol es tan importante; casi todos los casos tienen una dimensión internacional".

El primer (no) delito en el metaverso en España

A medida que más gente va utilizando el metaverso, es más probable que aparezcan situaciones de conflicto con esos vacíos legales. A principios de febrero de este año, por ejemplo, la unidad de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional anunció la detención en Zaragoza de un joven de 18 años como presunto autor de varios delitos de corrupción de menores, tenencia y distribución de pornografía infantil y explotación sexual de menores a través de internet.

A pesar de que en un primer momento parecía que era la primera persona arrestada en España por algo que había tenido lugar dentro del metaverso, finalmente no fue así, pues los delitos no se cometieron estrictamente dentro de él, sino que estarían relacionados con una popular aplicación que daba acceso a uno de los mundos virtuales que lo conforman. La policía, en agradecimiento por la colaboración de la plataforma, no quiso hacer público el nombre para no criminalizarla.

"Es muy complicado encausar delitos informáticos, piensa que lo ideal es que víctima y agresor estén en el mismo país, o, al menos, que este último esté en un país dispuesto a colaborar, y en la mayoría de casos eso no es así. Países como China, Rusia o incluso Ucrania antes de la guerra han amparado tradicionalmente a estos ciberdelincuentes frente a los que, francamente, se puede hacer muy poco si no eres el FBI o Interpol", apunta Llaneza, que destaca la importancia que tiene que las tecnológicas quieran colaborar con la Justicia en pleno auge del desarrollo del metaverso y la inteligencia artificial.

"El Código Penal ya tipifica múltiples delitos cometidos por medio de la tecnología, pero la relación entre el metaverso y la inteligencia artificial también va a implicar un nuevo reto", explican a este periódico desde SEDIA. "La construcción de avatares mediante IA, de gemelos digitales u otras aplicaciones en las que la IA se desplegaría sobre el metaverso plantean desafíos como el relativo a quién debe asumir en esos casos la responsabilidad civil, penal o administrativa ante la existencia de ilícitos".

Mango, a los tribunales por el metaverso

Más allá de los delitos que ya están amparados dentro del Código Penal, como recuerda el Gobierno, la Unión Europea y la Interpol ya se están preguntando cómo se deben abordar, si es que se tiene que hacerlo, los potenciales delitos que se circunscriban al metaverso. La UE, por ejemplo, está haciendo esas preguntas este fin de semana a sus ciudadanos a través de esta encuesta y hace dos semanas recabó la opinión de un grupo de expertos tras registrarse una iniciativa en la Comisión Europea.

En España, donde en 2022 se cometieron más de 375.000 ciberdelitos, según datos del Ministerio del Interior, el pasado 21 de octubre de 2022 el Juzgado de lo Mercantil número 9 de Barcelona aceptó a trámite una denuncia contra Mango por convertir en NFT cinco obras de Joan Miró, Antoni Tàpies y Miquel Barceló y exponerlas en el metaverso.

Según la documentación judicial del caso a la que ha tenido acceso este periódico, la Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos (Vegap), que dice representar a 100.000 autores de todo el mundo, planteó una denuncia contra Punto Fa, la empresa propietaria de Mango, por una presunta infracción de derechos de propiedad intelectual, por la que solicitaba casi 1,5 millones de euros por daños morales y patrimoniales.

La jueza encargada del caso reconoció que "la principal controversia se centra en determinar hasta dónde alcanzan los derechos de Mango como titular de los cuadros originales" y "si convertir una obra de arte en un NFT supone una modificación de la obra que puede afectar a los derechos de su autor o si, por el contrario, la titularidad sobre una obra física ampara [a su propietario] para transformarla en NFT".