¿Cuándo fue la última vez que lavaste las fundas de las almohadas? Si ha pasado más de una semana, es importante que sepas que se acumula mucha más suciedad de la que piensas. Aunque creas que está completamente limpia, la realidad puede ser diferente.

Nuestro cuerpo constantemente libera células muertas, al igual que nuestra cara y cuero cabelludo. Mientras dormimos, estas células muertas se acumulan en la almohada, especialmente si siempre apoyamos la cara en el mismo lugar. Lo sorprendente es que los ácaros del polvo, que también se encuentran en la almohada, se alimentan de estas células muertas que desprendemos mientras dormimos.

Los dermatólogos han confirmado que los ácaros del polvo están presentes en todos los hogares, sin importar cuánto limpiemos. Estos ácaros dejan residuos y alérgenos a medida que se desplazan, y aunque no podamos verlos, es importante ser conscientes de su existencia.

Además de los ácaros, la funda de la almohada acumula caspa, cerumen, saliva y sudor. El 70% de los residuos presentes en la funda son invisibles, lo que indica que la suciedad no proviene únicamente de los ácaros, sino también de nosotros mismos. Cada persona expulsa alrededor de 1 litro de sudor, 10 gramos de sal, 40 gramos de grasa y 2.000 millones de células muertas. Además, hay otros residuos naturales y artificiales presentes en nuestra cabeza, como saliva, pelo, caspa, mucosidad, cerumen, y productos como maquillaje, cremas, gominas, entre otros. Como ves, es fundamental lavar la funda de almohada para que cumpla su propósito.

Los expertos sugieren realizar al menos un lavado semanal. Si no la lavas con regularidad, la suciedad se acumula hasta el punto de traspasar la funda y llegar al cojín, donde permanecerá de forma permanente. En este caso, también deberías lavar tus almohadas.