El pollo es una de las carnes más consumidas en España. Sin embargo, no siempre la conservamos como es debido y corremos el riesgo de enfermar rápidamente. Por esta razón, te contamos algunas claves que debes tener en cuenta antes de cocinar o consumir pollo crudo, congelado o ya cocinado.

Pollo crudo en mal estado

El pollo puede conservarse crudo en el frigorífico de uno a dos días; sin embargo, a partir de entonces pueden comenzar los problemas. Por ejemplo, si el color adquiere un tono gris o verdoso, tíralo a la basura. Lo mismo que si descubres moho sobre la superficie. Tampoco debe tener una textura muy grasienta ni muy seca: debe encontrarse como el primer día en el que lo compraste. Finalmente, si el pollo crudo huele fuerte, deshazte de él.

Pollo congelado en mal estado

Una de las formas más comunes de alargar el tiempo de conservación del pollo es congelarlo; sin embargo, debes tener en cuenta una serie de aspectos para evitar consumir pollo en mal estado:

  • Si tiene una gran capa de hielo, o bien tu congelador se ha roto, o bien el pollo se encuentra en mal estado.
  • ¿Tiene manchas blancas o muy oscuras? Tampoco deberías cocinarlo, porque el pollo puede haberse comenzado a descomponer.
  • El olor es, como siempre, uno de los indicativos más claros.

Te puede interesar:

Pollo cocinado en mal estado

En primer lugar, no debes cocinar el pollo y conservarlo en el frigorífico durante muchos días porque su estado puede empeorar rápidamente. Aun así, si lo has hecho, el color de la carne debe ser homogéneo, la textura uniforme y el olor tiene que ser el mismo que tenía cuando lo cocinaste.