Si alguna vez, paseando por la calle, te has encontrado con un árbol que está pintando de blanco hasta la mitad del tronco y te has sorprendido, debes saber que tiene un motivo.

La protección de los árboles es fundamental para su crecimiento sano y fuerte, ya que nos brindan innumerables beneficios. Una costumbre adoptada en varias regiones consiste en pintar de blanco los troncos de los árboles hasta aproximadamente el metro de altura para protegerlos de factores externos que puedan dañarlos.

En particular, pintar el tronco de los árboles jóvenes con una pintura blanca específica previene la división y el agrietamiento de la nueva corteza, evitando la entrada de enfermedades, hongos o insectos. Además, ayuda a alejar las plagas que pueden terminar con las hojas y frutos, o que pongan huevos en su corteza. También protege a los árboles jóvenes de los cambios del invierno y del daño solar.

Se recomienda pintar los troncos de los árboles jóvenes y ejemplares frutales, una técnica que se utiliza mucho en granjas. Sin embargo, es importante utilizar la pintura adecuada para no dañar al árbol. Una opción es pintar el tronco con cal para alejar a las hormigas y otros insectos, y otra alternativa es hacerlo con pintura látex a base de agua. En ambos casos, es necesario rebajar la pintura con agua en una proporción ideal de partes iguales, para que no sea tóxica para el árbol.

Antes de aplicar la pintura, es fundamental asesorarse bien para evitar cometer errores que puedan costarle caro al árbol. Aunque existe un debate sobre la eficacia de la pintura de los troncos de los árboles, pintarlos de blanco puede ser una práctica útil siempre y cuando se utilice la pintura adecuada y se aplique de manera correcta.