La fiscal consideró ayer que las posibles complicaciones que derivaron en la muerte de la paciente Fátima Chekaoui en una operación de liposucción era algo «previsible y evitable». Durante las conclusiones la representante del ministerio público se ratificó ayer en su solicitud de tres años de prisión para el cirujano y otros tantos para el anestesista por un presunto delito de homicidio imprudente.
En el transcurso de su exposición, la acusación pública desglosó lo que a su juicio constituyó una «imprudencia profesional», que condujo a la muerte de Fátima Cherkaoui tras someterse, el 6 de marzo de 2017, a una operación de liposucción en el Centro Policlínico Quirúrgico de Palma.
En este sentido, la fiscal recalcó que la operación «no se realizó en el sitio adecuado». También indicó que podía habérsele realizado a la paciente «una autotransfusión» o pedirles unidades al banco de sangre, en caso de hemorragia y haberle colocado una faja para contenerla.
«15 agujeros en el cuerpo»
Por su parte, el abogado de la acusación particular, ejercida por el abogado Rafael Martín Bueno en representación de la familia y de la Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias (Avinesa) arremetió contra los facultativos por su tardanza en reaccionar. «¿Por qué se tardó una hora en llamar al 061?». Así aludió a que la víctima presentaba «15 agujeros en el cuerpo, causados por la cánula, por donde sangraba».
La defensa del cirujano, ejercida por el letrado Jaime Campaner, exculpó a este galeno y cargó contra el comportamiento del anestesista, que participó en dicha operación.
