Guillem Cladera es el director del centro de menores Nazaret de Palma desde 2002. La institución acoge en la actualidad a 42 menores y a 25 adultos de entre 18 y 25 años, además de atender a unas ochenta familias con problemas para atender a sus hijos y a quince jóvenes con discapacidad. Cladera defiende ese trabajo y por eso trata de marcar distancias con las denuncias de exinternos, que refieren que, durante los años ochenta, decenas de niños fueron violados reiteradamente por uno de los trabajadores. «El centro Nazaret de hoy no tiene nada que ver con el de hace cuarenta años», afirma Cladera, que lamenta el daño que estas informaciones pueden provocar en los menores que están ingresados en la actualidad en el centro.
Cladera insiste en que nunca tuvo conocimiento de estas agresiones hasta hace unos meses, cuando uno de los denunciantes, Toni Estela, se reunió con él y le explicó su caso. «Y hasta ahora, los únicos incidentes que he sabido son los que se refieren a Estela y a José J. Méndez». Este segundo hombre estuvo ingresado en el centro cuando era un niño, entre 1968 y 1975, y escribió un libro en el que también hablaba de los abusos sexuales y malos tratos que sufrían los menores.
«Anteriormente nunca había oído hablar de estos temas», insiste Guillem Cladera. «No tenía conocimiento de ninguna denuncia, ni el menor comentario. Y cuando Toni Estela me lo contó, mi actitud fue de comprensión y escucha».
El presunto autor de las violaciones denunciadas por Toni Estela y al menos otros dos internos que estuvieron ingresados durante su infancia en el centro de menores ha sido identificado F.C.M.F., que en la actualidad tiene unos 65 años y reside temporalmente en Perú. Estuvo trabajando como profesor en Nazaret entre 1978 y 1988, según consta en los archivos de la institución.
«Yo asumí la dirección de Nazaret en febrero de 2002, y este hombre no estaba aquí desde hacía muchos años», explica Guillem Cladera. «De hecho, cuando yo empecé aquí no había ningún niño ingresado. Nosotros empezamos de cero».
En la actualidad el centro acoge a 42 menores que por distintos motivos han sido separados de sus familias o carecen de un hogar, y 25 adultos, de entre 18 y 25 años. La institución atiende también de forma externa a ochenta familias con problemas para cuidar a menores y ha puesto en marcha un proyecto para asistir a quince personas con discapacidad, según explica Cladera. Todo con una plantilla de 86 trabajadores, entre los que hay educadores, profesores, personal de cocina o jardineros.
El director del centro defiende esa labor frente a las denuncias de malos tratos y agresiones sexuales reiteradas que refieren las personas que estuvieron ingresadas en el centro en los años ochenta. «En la actualidad tenemos unos protocolos muy estrictos para evitar que se produzcan estas situaciones y hacemos un trabajo muy digno».
