La Audiencia Provincial de Palma ha explorado hoy los límites del sadomasoquismo durante el juicio a un hombre acusado de una agresión sexual a su pareja durante una sesión de ‘bondage’. La Fiscalía reclama para él una condena de seis años de cárcel por supuestamente forzar a la mujer a practicar sexo anal pese a que ella lo había rechazado expresamente. «Yo nunca he violado a nadie. En todo caso, nos violábamos mutuamente. Si dijo que parara, yo no lo entendí. Es el peligro de estas prácticas, se nos puede ir la mano y la olla», declaró el procesado. La mujer, por su parte, aseguró que ella aceptaba ser atada, pero que siempre se opuso a los actos dolorosos. «Le dije que no siguiera, que no era lo pactado. Pero él siguió. Fue muy humillante, perdí mi dignidad», aseguró entre sollozos.

El juicio estuvo así centrado en el consentimiento de la denunciante cuando en la madrugada del 14 de junio de 2014 mantuvieron relaciones sexuales en el domicilio de él. Los dos explicaron que, como era habitual, acordaron que ella estaría atada. La mujer sostiene que le puso tres condiciones: no sufrir dolor, no ser aplastada y no practicar sexo anal. «No era sadomasoquismo, eran juegos. A mí el dolor no me gusta», contó ella. Según explicó, aquella noche él la inmovilizó de brazos y piernas. Cuando notó que iba a penetrarla analmente, se opuso. «Le dije que eso no, que hablaba en serio y que no era lo pactado. Empecé a tener miedo, grité, lloré y él me tapó la boca. No podía respirar, pensé que me moría. Fue horrible», contó. La mujer explicó que acudió al médico y contó lo ocurrido a a una amiga y a su psicóloga al día siguiente, y así lo confirmaron ambas en el juicio. Pero continuó la relación con el acusado y no denunció hasta que seis años después cortaron. «Yo tenía una gran dependencia emocional y miedo a no ser creída. Además, él me amenazaba con difundir fotografías que me hacía durante las relaciones sexuales», detalló.

El hombre, de 57 años, admitió la penetración anal pero la situó dentro de los límites de una relación sadomasoquista pactada. «Fue ella quien me introdujo en esas prácticas. Había un guion general, pero se improvisaba bastante. Nunca sabíamos lo que iba a pasar. A veces era yo el amo, a veces lo era ella», aseguró el sospechoso. La fiscal preguntó si respetaba las decisiones de su pareja. «Por lo general, sí. En estas prácticas a veces se dice que no, pero en realidad estás reclamando más. Los equívocos son el riesgo máximo. Ese día no se negó rotundamente. Si dijo que parara, yo no lo entendí. No tuve la noción de que la estuviera violando. Me denunció porque había perdido un juguete sexual que la satisfacía bastante», afirmó.

El hombre y la mujer discreparon también sobre una palabra de seguridad que utilizaban durante sus relaciones sexuales para detener las prácticas que no les gustaran. Él afirmó que el día de los hechos ya la tenían pactada y ella no la dijo. La mujer afirmó que la acordaron después.

La fiscal rebajó al final del juicio su petición de once a seis años de cárcel por un delito de agresión sexual, según explicó debido a los cambios introducidos por la ley del ‘solo sí es sí’. Además, solicita 30.000 euros de indemnización. La defensa reclama la absolución.