El músico mallorquín Miguel Roldán Llinás, de 36 años, cuya desaparición en la tarde de la Nochebuena pasada generó una gran alarma, ha publicado una carta en una red social en la que explica los motivos de su marcha: "Un juego de detectives con el que, obviamente, me equivoqué". El artista cuenta que su intención nunca fue suicidarse, pero sí generar un debate sobre la salud mental y el suicidio.

En la carta, fechada el pasado miércoles, admite que "entre lo que pensaba que pasaría y lo que ha pasado hay un abismo del que yo soy el único responsable". Añade que "una idea que tenía un trasfondo positivo se ha terminado convirtiendo en este desastre que ha generado tanto sufrimiento innecesario".

Según el relato del músico, el germen de esta decisión fue "una situación por la que pasé en 2021 que me lo hizo pasar muy mal y me generó una gran impotencia". Cuenta que canalizó esa impotencia en una canción: "Aún me acuerdo de ti", en la que hace referencias al suicidio, que eran "metafóricas", ya que "nunca se me pasó por la cabeza esa idea como solución a mis problemas. Simplemente estoy expresando mi deseo de huir de esa situación, que tanto sufrimiento me estaba generando en aquel momento". El videoclip que hizo de esta canción finaliza con el suicidio del protagonista, aunque insiste en que se trataba de una metáfora, si bien posteriormente decidió mezclar la ficción con la realidad. "¿Y si después de publicar el videoclip apago el móvil y me voy a desconectar unos días en algún sitio sin conexión a internet, ni tele, ni nada que me pueda conectar al mundo?", cuenta que pensó. Lo concibió como "un juego de detectives para generar confusión, no sufrimiento. Obviamente me equivoqué".

También hace mención a la carta que dejó antes de marcharse, que "no era una carta de despedida sino justo lo contrario, la pista que dejaba de que todo estaba bien". Sin embargo, su familia al leer la carta y el videoclip "se temieron lo peor. Y evidentemente toda la culpa es mía".

Tras la alerta sobre su desaparición se generó una gran alarma social. Mientras tanto, él estaba en una casa de campo a las afueras de Manacor ajeno a todo ello. No fue hasta que vio las informaciones en la prensa cuando se dio cuenta de que "todo se había desmadrado", aunque seguía "sin conocer la magnitud real de todo lo ocurrido". Fue entonces cuando "empiezo a ser consciente de que se me había dado por muerto desde un principio". Fue entonces cuando se puso en contacto con su familia para decir que estaba bien.

Añade en la carta que "hice una apuesta arriesgada y salió mal, solo espero que con el tiempo las aguas vuelvan a su cauce y seáis capaces de perdonarme", al tiempo que agradece "la cantidad de cariño y apoyo que he recibido estos días".