El barranquismo se suele practicar en las montañas de la península en primavera y verano, cuando los torrentes crecen con el agua del deshielo. Pero en Mallorca los torrentes están secos en verano. Los aficionados a esta actividad esperan precisamente los días de lluvia, cuando los barrancos pueden llevar más agua. Pero unas lluvias torrenciales pueden provocar un súbito incremento del caudal y convertir un descenso considerado asequible en una trampa mortal. Es lo que les ocurrió el lunes a Luis París y Martín Prado, los dos deportistas que fallecieron ahogados en el Torrent de l’Assarell. «En Mallorca los barrancos solo llevan agua cuando llueve», comentaba Xisco Fanals, presidente de la Federación Balear de Montañismo. «Y la ansiedad por disfrutar de esos pocos días con agua a veces te hace tomar decisiones que pueden ser equivocadas».

La Guardia Civil prosigue con las diligencias por la muerte de Luis París y Martín Prado, de 37 y 27 años, ahogados en el tramo final del Torrent de l’Assarell, en Pollença, el lunes por la tarde. Junto a ellos participaba en la actividad Marina Cuevas, de 29 años, pareja de Luis, que se separó de ellos al caer por el último resalte y fue rescatada por el helicóptero en buen estado.

Según explicó la superviviente a la Guardia Civil, cuando llegaron aquella mañana a la cabecera del barranco consideraron que el descenso era factible. No fue hasta horas después, sobre las cuatro, cuando llegaron al penúltimo repunte, cuando se vieron alcanzados por una súbita crecida del caudal a causa de la intensa lluvia , justo en una zona en la que el torrente se encajona entre dos paredes.

Los expertos consultados apuntan a una conjunción de factores desgraciados en el accidente mortal. «Estaban a punto de acabar el descenso, y si les hubiera pillado un poco antes podrían haber salido por los laterales. Pero estaban en el peor lugar en el peor momento», comentaba uno de los miembros de los equipos de rescate.

El presidente de la Federación de Montañismo explicaba que el Torrent de l’Assarell tiene unas características especiales. Es un barranco muy largo, de dos kilómetros y medio, y tiene una cuenca receptora muy grande. Es decir, que cuando llueve puede acumular una gran cantidad de agua en poco tiempo. «En un momento dado, cuando el terreno ya no puede absorber más agua, el caudal sube muy rápidamente. Es imprevisible. En condiciones normales está considerado de dificultad baja, pero en condiciones extraordinarias se convierte en un infierno».

Precisamente por esto los expertos recalcan la necesidad de evaluar bien los riesgos antes de emprender estas actividades y abortar en caso de duda.