Un vecino de Zaragoza durmió anteayer la borrachera en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón no por provocar una reyerta o hacer un simpa, por ejemplo, sino por dejar solos en casa a sus hijos menores para dar rienda suelta a sus ganas de consumir alcohol. Los niños, de 10 y 13 años, acabaron con la madre y expareja del arrestado.

Los chicos llevaban más de dos horas y media en el interior de una vivienda situada en la calle Jenaro Checa, en el zaragozano barrio de Torrero, cuando un vecino alertó de los ruidos que estaba habiendo en el interior de una vivienda, acercándose hasta allí una patrulla perteneciente a la Brigada de Seguridad Ciudadana.

Nada más llamar al timbre les abrió la mayor de los dos, quien reconoció a los agentes que llevaban solos desde las 20.00 horas cuando su padre les dijo que se iba al bar, si bien explicó que regresó un momento a casa para darles la cena, marchándose de nuevo al mismo establecimiento situado en los alrededores. Una situación que no gustó a la menor, quien llamó a su madre y expareja del detenido para avisarle de lo que estaba ocurriendo.

En el momento en el que los agentes estaban en el domicilio se personó esta mujer, quien les dijo a los policías que dicho comportamiento del progenitor, con el que tiene repartida la custodia, es muy habitual.

La madre de los menores explicó que hubo una vez que dejó a los dos pequeños una noche entera solos y que les llegó a cerrar la puerta de entrada con llave para que no se fueran a ningún sitio. Asimismo, señaló que es conocedora, aunque no lo había denunciado hasta este momento, de que el padre les agrede con una vara cuando sacan malas notas, se portan mal o discute con su actual novia.

Mientras los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía tomaban testimonio a la progenitora llegó el padre, visiblemente bajo los efectos del alcohol. Este, identificado como O. A. A. L, de 43 años y de origen ecuatoriano, reconoció que se había ido al bar, pero que «solo había estado diez minutos».

Ante ello, los agentes procedieron a detener al hombre como supuesto autor de un delito de abandono de menores, castigado por el Código Penal con penas de prisión de dieciocho meses a tres años si el hecho fuera realizado por los padres, tutores o guardadores legales.

O. A. A. L. ingresó ya de noche en dependencias policiales a la espera de pasar a disposición del juzgado de guardia que acordó la libertad provisional. Los menores fueron entregados a su madre, mientras ahora se va a revisar judicialmente la custodia por parte del padre ante dichos antecedentes, según fuentes judiciales.