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Investigación en marcha

La última versión de Alves tampoco aclara la lesión de la víctima ni la distribución de las huellas

El futbolista ha basado su cuarta versión en el consentimiento, pero sigue sin explicar aspectos que sí encajan en el relato que siempre ha mantenido la denunciante

Dani Alves.

La segunda declaración del exfutbolista Dani Alves, encarcelado preventivamente por violar supuestamente a una joven de 23 años en el baño de la discoteca Sutton de Barcelona en la noche del 30 de diciembre de 2022, ha comenzado a asfaltar la nueva ruta que seguirá su defensa, que gira en torno al consentimiento. Este lunes ha admitido que hasta ahora había mentido, aseverando que lo hacía obsesionado por ocultar a su mujer que había sido infiel, y ha reconocido finalmente que hubo penetración. Esta última declaración encaja con los análisis de ADN. Pero, a diferencia de la versión que siempre ha mantenido la víctima, el jugador aún no ha aclarado cómo la joven se lastimó la rodilla ni tampoco por qué se hallaron huellas de la mujer en la pica o en la cisterna del baño.

La primera vez que Alves habló públicamente de la denuncia por agresión sexual fue en televisión. Fue en Antena 3, días antes de ser detenido. Afirmó entonces que ni siquiera conocía a la chica y que él no tenía por qué saber que un baño estaba ocupado cuando abría una puerta, dando a entender que ella había entrado en primer lugar en el lavabo.

Las cámaras lo acorralan

Las grabaciones de las cámaras de seguridad de Sutton desmontaron aquella primera versión. Alves y la víctima, que accedió a la mesa VIP del futbolista porque este la reclamó en dos ocasiones a través de un camarero, estuvieron bailando durante un cuarto de hora y después Alves, según las imágenes, se metió en un reservado que dispone de un baño. Un minuto después, la joven se dirigió al reservado. Los Mossos detuvieron a Alves el 20 de enero, sabiendo que en aquel vídeo enviado a Antena 3 había mentido, y lo condujeron a la Ciutat de la Justícia.  

En su primera declaración formal, ante la jueza de instrucción número 15 de Barcelona, Alves volvió a mentir: esta vez sí dijo que la víctima entró en el baño después de él pero afirmó que se quedaron allí –durante 16 minutos– sin hacer nada mientras él defecaba. La fiscalía, la abogada de la acusación particular y la propia jueza –que sustituía a la titular, que este lunes ya ha sido quien ha interrogado a Alves– le recordaron entonces, entre otras cosas, que la policía científica había hallado semen en el suelo. El jugador ensayó entonces la tercera versión y, a lo dicho anteriormente y sin retirar la parte en la que defecaba, añadió que la joven le practicó una felación

Los resultados de ADN

Aquella declaración judicial de Alves se produjo antes de que se identificara el ADN de los restos de semen que la policía científica había recogido en el suelo del baño de Sutton, en el vestido de la víctima, en su ropa interior y a través de una muestra intravaginal. De hecho, fue ese día cuando Alves accedió a entregar su ADN para que se llevara a cabo el contraste. Horas después de la declaración y de tomar esa muestra, la jueza decidió enviarlo a prisión preventivamente –una decisión que ratificaría la Audiencia de Barcelona porque también estimó que existía riesgo de fuga dada su capacidad económica– arguyendo que existían "indicios mucho más que suficientes". 

Ya en prisión, Alves contrató los servicios del abogado Cristóbal Martell. Y llegaron los resultados de ADN: el semen era suyo. La última versión, la de la felación, también era falsa porque no explicaba cómo había llegado el semen a la vagina de la víctima. Martell se puso a trabajar. 

La nueva versión

La declaración de este lunes ha comenzado con una explicación de Alves que ha durado unos 15 minutos. Después, ha respondido a las preguntas de todas las partes. En esta cuarta versión guiada por Martell, como no podía suceder de otra forma, Alves ha admitido que existió penetración pero ha subrayado que fue consentida. 

Ha dicho que durante los minutos anteriores que compartieron en su mesa de Sutton, había atracción sexual mutua y que él le propuso a ella consumar en el reservado. Sobre lo que pasó dentro del baño Alves ha explicado que él se sentó en el váter, que ella se arrodilló frente a él y le practicó una felación y que, después, ella se sentó sobre él y él la penetró.

Los indicios del interior del baño

La víctima, en cambio, nunca ha cambiado de versión. Es la siguiente: esa noche accedió a seguir a Alves al reservado porque este se lo pidió reiteradamente. Entró en el baño sin saber a dónde iba y, al averiguar que era un lavabo, quiso salir pero Alves se lo impidió, cerrando la puerta. Alves se sentó en el váter, la obligó a sentarse sobre él por la fuerza y después la tiró contra el suelo. A continuación, la abofeteó, la agarró por el cuello y la presionó para que le practicara una felación que ella no hizo. Después, la levantó de nuevo y la empujó contra la pica del baño. Por último, la colocó contra el váter y, de pie, la penetró y eyaculó. Antes de salir, Alves le pidió que esperara unos segundos. 

Esta versión de la víctima coincidió posteriormente con los indicios hallados por los Mossos: con el semen de Alves en una muestra intravaginal, con el rasguño en la rodilla que consta en el parte médico y también con la ubicación de las huellas dactilares que se hallaron en el baño. La policía científica contabilizó siete huellas dactilares de la víctima en el baño de Sutton y ninguna de Alves. Las huellas de la denunciante estaban en la pica, en la pared y en el váter, según las fuentes jurídicas consultadas por este diario.

Esta última declaración de Alves, por el contrario, sigue sin aclarar cómo pudo la denunciante lesionarse la rodilla si simplemente se agachó para practicarle una felación ni –si las posturas de la mujer fueron las que ha descrito él– cómo llegaron hasta esos tres lugares sus huellas dactilares.

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