Adil Lazizi cumplía en la cárcel de Zuera (Zaragoza) una condena de 21 años de prisión por asesinar a una joven francesa en 2001 en el marco de unos abusos sexuales, aprovechando un permiso carcelario para no volver y esconderse en el piso de su novia en el zaragozano barrio de San José. Allí mató a su vecina por alguna razón que la Fiscalía no concreta, pero que pide 25 años de prisión por este cruento crimen en el rellano del edificio.

La muerte violenta de Cristina, de 33 años, se produjo a las 21.43 horas en el interior del número 8 de la calle Alegría, en Zaragoza. Unos hechos por los que el ministerio público no duda en acusar al encartado como autor de un delito de asesinato por entender que hubo alevosía y ensañamiento, así como que concurre la agravante de reincidencia. Por todo ello, solicita no solo la privación de libertad, sino que pague una indemnización a los padres y hermanos de 240.000 euros. Asimismo, habrá que añadir que la Fiscalía pide otros diez años más por quebrantar la condena al fugarse.

Todo ello lo basa en la investigación realizada por el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que determina que "no constaba que víctima y asesino tuvieran una relación distinta a la derivada de una relación de vecindad".

Relata la acusación pública que aquel 30 de mayo del año pasado, con ocasión de que regresara Cristina a su vivienda, el acusado la abordó de una manera sorpresiva al tiempo que esta procedía a abrir la puerta para introducirse en su casa. Adil Lazizi llevaba una gorra, un cuchillo de cocina de 20 centímetros de hoja y cubierto sus propias manos con unos guantes de cocina.

De esta forma, el acusado la siguió cuando esta se introducía al domicilio, sin darle ocasión a desprenderse de una bolsa de plástico que traía de la calle, una mochila que portaba y las llaves empleadas para la apertura de su casa. "En este momento, sin que haya podido acreditarse la existencia de previos motivos de enemistad, enfrentamiento, ni de otras causas, el acusado inopinadamente la acometió con el cuchillo que portaba, asestándole múltiples cuchilladas por el cuerpo", señala la acusación pública al tiempo que añade que Cristina "tiró al suelo las llaves y la bolsa que llevaba, mostrando fuerte oposición a sus acometidas. entablando un forcejeo en la entrada y el pasillo de la vivienda, sin lograr desprenderse de su agresor".

Murió desangrada

Finalmente, la joven falleció por las cuchilladas recibidas en el mismo rellano de la escalera del piso, lugar en donde la encontraron los vecinos del inmueble al escuchar sus gritos de ayuda.

En el juicio que próximamente señale la Audiencia de Zaragoza con jurado popular podrá escucharse a Adil Lazizi su versión de los hechos.

Ante Homicidios y el juez que le envió a prisión señaló que él y la víctima no tenían ningún tipo de relación, que él tiene novia, y que ella se le insinuaba, pero que no le hacía caso. Asistido por su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, el hombre de 45 años explicó que le llamó al timbre "como hacía tantas veces porque estaba obsesionada conmigo". "Siempre pasaba a pedir cosas", apostilló a la vez que añadió: "Tardé en ir hacia la puerta, me asomé a la mirilla y vi que volvía a su casa, así que abrí la puerta para saber qué quería y me clavó el cuchillo en el abdomen". También asegura que la dejó sobre el descansillo y salió a la calle a pedir ayuda, siempre según su versión.