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EL MEDIÁTICO CASO

El ADN del váter de la habitación sitúa a los dos acusados en Atrio

La fiscalía ve "indicios" para condenar a Priscila y Dumitru pero reconoce que no hay pruebas. Su abogada pedirá que salgan en libertad y la Audiencia se pronunciará en los próximos días

Los dos acusados entran en el palacio de justicia de Cáceres. CARLA GRAW

Las huellas de ADN son concluyentes. Las muestras que se recogieron en la habitación 107 de Atrio coinciden con la de dos huéspedes: Priscila Lara Guevara y Constantin Dumitru. Si durante la primera jornada del juicio celebrada este lunes los registros telefónicos y al menos dos testigos situaban a los acusados en el lugar de los hechos, las pruebas periciales de este miércoles constataron que con certeza se hospedaron en el hotel la noche del robo

Los restos fueron hallados en el váter de la habitación, en la tapa y en el pulsador de la cisterna. Fueron comparados con los que ya hay en el registro de la Policía Nacional y en ambos casos correspondieron a los de los dos imputados. También se encontraron huellas de una tercera persona de la que se desconoce su identidad puesto que no se encuentra en la base de datos policial. No se realizó un cotejo con las de los empleados del hotel para descartar que pudiera tratarse de un trabajador. 

Este fue, precisamente, uno de los puntos centrales del juicio más mediático de la historia de Cáceres. La de este miércoles fue una sesión esperada puesto que se presentaban las conclusiones de los informes que se han realizado durante la instrucción. Después de que la Sala de la Audiencia Provincial escuchara a los testigos y a la policía, comparecieron en orden los peritos encargados de elaborar la tasación de los vinos, analizar muestras corporales y cotejar los rasgos faciales de los acusados con las imágenes de seguridad. 

La mañana se desarrolló con una sustancial diferencia, la menor presencia mediática. De nuevo, la prensa no pudo acceder a la sala y tuvo que seguir la vista desde una sala contigua. Compartieron estancia con alumnos del instituto Ágora y estudiantes de Derecho. El furgón policial con los acusados llegó al palacio de justicia pasadas las 9.15 horas.

Medios congregados para seguir el juicio de Atrio, este miércoles. CARLA GRAW

En esta ocasión, su abogada, Sylvia Córdoba, no accedió por la puerta principal y no realizó declaraciones previas. La sesión transcurrió en unos términos contundentes, tanto por la presidencia de la Sala como por la propia fiscalía y la letrada de Priscila y Dumitru. Ya de inicio, Córdoba continuó con su estrategia de desmontar la labor de los expertos, tal y como ya hiciera en la sesión anterior con la investigación policial, a la que tildó de imprecisa. En todo momento, puso en duda que el perito encargado de tasar las botellas robadas,Roberto Nebreda, fuera especialista en vinos y dudó de su metodología a la hora de realizar el informe. «¿Cón qué uvas se elaboran los vinos?, ¿cuál fue la mejor añada de Romanée Conti?», fueron sus preguntas.

El juez Joaquín González Casso replicó su intervención en varias ocasiones por «innecesaria» y sostuvo que «para tasar unas botellas no hace falta ser especialista en vinos». «Ni siquiera debe gustarte el vino», añadió. «El que dirige este juicio es este tribunal, en concreto este presidente, no la letrada», le rebatió. Coincide que este informe ya fue objeto de debate previo debido a que la aseguradora lo entregó hace un mes, tras dos años de instrucción. La prueba fue admitida por el tribunal y de nuevo este miércoles, la defensa pidió impugnarlo. 

Tras ese primer enfrentamiento, comparecieron por videollamada los dos agentes encargados de analizar las muestras genéticas y, por último, hicieron lo propio los policías que se ocuparon del reconocimiento facial, una prueba sobre la que no se extrajeron conclusiones puesto que la calidad de las imágenes es insuficiente para poder comparar con los acusados. 

Estaba previsto que después de los interrogatorios se visualizaran las grabaciones de seguridad a petición de la fiscalía pero este extremo se desechó por problemas técnicos. La Sala decretó un receso y a continuación, las partes expusieron sus conclusiones finales tras el juicio. Arrancó el ministerio público ejercido por Carmen Barquilla, que realizó una intervención de al menos cuarenta y cinco minutos.

En su completa exposición, aseguró que ha quedado acreditado que los acusados se alojaron en el hotel y que se repartieron los papeles para perpetrar el robo. Aunque reconoció que no hay «pruebas directas», sí hay «indicios suficientes para desvirtuar el principio de presunción de inocencia» de Priscila y Dumitru. Añadió que estos indicios son múltiples y además están reforzados entre sí. Para defender su hipótesis, aludió primero a las cámaras de seguridad, al registro de las llaves y al tráfico de llamadas de los imputados en la hora del robo. 

Para Barquilla hay numerosas evidencias de que los acusados ocuparon la suite 107. Entre otras cosas, por el registro de las llamadas, el coche en el que viajaban, la declaración de los testigos, el ADN de la habitación y la huella dactilar. En el relato de la fiscal, las cámaras registraron que a las 19.43 horas del 26 de octubre de 2021 entra Priscila sin equipaje a Atrio. A las 21.07 horas lo hace Dumitru acompañado de Priscila, portando solo una mochila. A las 01.32 horas Dumitru accede a la habitación de nuevo. Tres minutos después, aprovechando que Priscila pide una ensalada y consigue distraer al recepcionista, Dumitru baja a la recepción y coge de una caja una llave de la habitación 106 para abrir la sala de catas pero no lo consigue, por lo que sube de nuevo al cuarto, y en otro descuido del recepcionista (al que se le pidió un plato de fruta) vuelve a bajar y de la misma caja toma la llave correcta, la número 27. Cabe destacar que en el registro de llaves aparece que a la 1.27 horas del 27 de octubre existe un error que se debe al uso de la llave de la habitación 106. 

En estas cámaras se ve como el autor sale de la bodega con una mochila y dos bolsos con gran peso (incluso tiene que dejarlas en suelo). Sube andando a la habitación y a mitad de camino hace una llamada a Priscila. Los autores abandonan el restaurante de manera precipitada pasadas las 5 de la mañana, cuando tiene que dejar en el suelo los bolsos para volverlos a coger. Después, salen con unos bolsos con los que no entraron por la tarde en el relais&chateaux. También le extraña a la fiscal que los acusados pagaran el desayuno y no lo tomaran, que robaran cuatro toallas y que dejaran abierta la ventana del baño. 

En cuanto a la pena, mantuvo los cuatro años y medio de prisión por dos agravantes, el alto valor de las botellas, más de 500.000 euros, y el valor histórico del Chateau d’Yquem, pero sí rebajó la petición de indemnización a la cantidad que pide la aseguradora, 750.000 euros del millón y medio que reclamaba al inicio de la vista. Por su parte, Rafael Montes, de Reale Seguros, mantuvo su petición. Se da la circunstancia de que la compañía interviene en el juicio como actor civil, es decir, que puede ejercer la responsabilidad civil --indemnización-- pero no ejercita la responsabilidad penal. A la salida del juicio el letrado aseguró que pedían cinco años de cárcel, un extremo que no llegó a mencionar en su intervención final en el juicio. 

Los acusados durante la segunda jornada del juicio, este miércoles. TSJEX

La defensa de los acusados también mantuvo sus conclusiones: que sean absueltos y que salgan en libertad. Sylvia Córdoba emuló a la fiscalía y prolongó su alegato también durante alrededor de una hora. La letrada denunció que se han vulnerado derechos fundamentales de sus clientes y calificó las diligencias de «desproporcionadas». Córdoba estimó que es la primera vez que no se aportan las evidencias legales y no descarta acudir al Supremo en caso de sentencia condenatoria. Cuestionó todos los atestados de la policía porque no aportan las evidencias y, por tanto, está justificada la nulidad del procedimiento. La letrada preparó la defensa de forma concienzuda y en todo momento insistió en que el cálculo de la huella digital no se ha aportado. Por otro lado, señaló que las grabaciones de las cámaras no son esclarecedoras y se ven borrosas.

Cerró una breve intervención de Dumitru, que aprovechó para defender su inocencia. El lunes también quiso responder a las preguntas de su abogada aunque ella declinó interrogarle. Priscila no quiso hacer uso de la palabra. Visto ya para sentencia, el tribunal deberá pronunciarse en los próximos días primero sobre la petición de la abogada de poner en libertad a sus defendidos y más tarde, sobre la condena que determina para ambos. 

Los cabos sueltos: las llaves y las botellas

A pesar de que durante el juicio se ha arrojado luz sobre interrogantes del caso Atrio, la vista concluye sin aportar datos concluyentes sobre dos de las incógnitas. La primera, cómo los ladrones se hicieron con la llave maestra para abrir la bodega si la tarjeta bien estaba custodiada por el personal o camuflada en un cajón. Al respecto, los testigos confirmaron ante el juez que la ubicación de la llave solo era conocida por una parte del personal y el recepcionista la noche del robo aseguró que la llevaba con él. La segunda y la que genera más preguntas, dónde se encuentran las botellas. Sobre este aspecto sí se pronunció tras su declaración en el juicio uno de los dueños del hotel, Jose Polo, que mantiene la hipótesis de que ha sido robo por encargo y aseguró que quien tenga las botellas «es más peligroso que la cárcel».

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