Un acusado de 36 años, de nacionalidad española, ha aceptado en la mañana de este jueves, en la Sección Primera de la Audiencia de Palma, una pena de ocho años de prisión por el intento de violación y las lesiones a una mujer cuando la víctima iba a trabajar la Polígono Son Rossinyol de Palma. La fiscal ha rebajado en seis años su petición inicial de 14 años de prisión, aunque ha apreciado ahora dos delitos en lugar de uno como había hecho inicialmente, fruto de un acuerdo con la defensa.

Los hechos que se han enjuiciado ocurrieron sobre las siete de la mañana del 29 de marzo del año pasado en el polígono Son Rossinyol de Palma. La víctima se dispuso a coger el ascensor para acudir a su puesto de trabajo y, ante la ausencia de iluminación, se alumbró con su teléfono móvil.

Entonces el sujeto abordó a la víctima por la espalda "con una evidente intención libidinosa", según apreció la fiscal en su escrito de acusación. Él la cogió del cuello. La mujer se volvió para preguntarle quién era. "Soy tu novio", le espetó.

A continuación el sujeto desplegó una gran violencia con la víctima. La agarró del cuello, la tiró al suelo y ella cayó de bruces. Acto seguido la arañó por todo el cuerpo, le metió los dedos en los ojos y le rompió las medias antes de quitarle la ropa interior. El violador le introdujo varios dedos en la vagina y trató de introducirle el pene, pero no llegó a consumar por completo la agresión sexual. Al personarse compañeros de trabajo de la afectada, ella pidió auxilio y él le tapó la boca. "¡Cállate, cállate, no hables!", le dijo. El individuo emprendió la huida, pero se dejó olvidada su cartera con el carné de identidad. Fue detenido poco después por la Policía Nacional. "¿Me estáis buscando?", les preguntó a los agentes antes de ser arrestado.

Como consecuencia de la agresión sexual, la víctima sufrió diversas lesiones físicas y tuvo que recibir tratamiento psicológico. Desde entonces no ha vuelto a acudir a su puesto de trabajo para realizar su jornada de forma presencial. De hecho le han prescrito que continúe trabajando de forma telemática para potenciar su autoestima, seriamente afectada desde entonces.

Además de los ocho años de prisión por estos hechos, la fiscal ha solicitado 17 años de alejamiento de la víctima y prohibición de acercarse a menos de 500 metros de la víctima durante este tiempo, otros tantos años de inhabilitación para cualquier trabajo con menores y diez de libertad vigilada. El acusado, defendido por el abogado Francisco Ros, ha aceptado esta pena después de reconocer los hechos.