Atrapada por el fuego y el humo en el pequeño aseo de unos seis metros cuadrados en el que hacía vida en los últimos tres años. Así encontró ayer la muerte Adoración Rodríguez, una anciana de 81 años con problemas de movilidad por una discapacidad de nacimiento en las piernas, en el baño del domicilio de Benetússer que compartía con su esposo, también discapacitado, y del que apenas salía en muy contadas ocasiones –dos o tres veces en un año, según sus familiares–. Allí comía, dormía y naturalmente hacía sus necesidades fisiológicas. De hecho, fueron los problemas de incontinencia urinaria y sus limitaciones de movilidad los que habían llevado a la octogenaria a tomar la decisión voluntaria de hacer vida en este espacio tan reducido de la casa.

Pese a la insistencia de su familia, que quería ingresarla en una residencia, y que el caso estaba ya en manos de Servicios Sociales, al no estar legalmente incapacitada, la mujer seguía viviendo en estas aciagas circunstancias por voluntad propia bajo el mismo techo que su marido, pero con el que ya no hacía vida en común y estaba en trámites de separación.

Las discusiones entre el matrimonio eran frecuentes, así como las quejas vecinales, teniendo que acudir al inmueble en numerosas ocasiones la Policía Local de Benetússer tanto por este tipo de servicios, con acusaciones cruzadas por insultos, como por incidentes relacionados con el alto volumen de la música dentro del baño o porque la anciana se encerraba y no dejaba entrar a su esposo.

Debido a estos antecedentes conflictivos en el matrimonio y al estado en el que fue encontrado el cuerpo de la mujer, ya fallecida y totalmente calcinada, se barajó inicialmente la posibilidad de que el incendio hubiera sido intencionado, aunque esta hipótesis ha quedado prácticamente descartada tras las inspección ocular realizada por la Guardia Civil en la casa, a la espera del resultado de la autopsia.

"Ya le habíamos dicho que un día pasaría una desgracia, tenía el brasero las 24 horas en marcha"

Al parecer, el fuego se habría iniciado de forma accidental en un brasero que la octogenaria utilizaba para calentarse. "Lo tenía las 24 horas del día enchufado, ya se lo habíamos dicho, que un día iba a pasar una desgracia", confesaba con pesar un familiar de Adoración. Es más, debido a este uso excesivo e inadecuado del brasero, ya había quemado varios. "Cada dos meses le teníamos que comprar uno nuevo", indica este familiar, que se encargaba de llevarle la comida y calentársela, para que pudiera comer dentro del aseo.

La anciana fue encontrada sentada en el inodoro, del que apenas ya se levantaba, tapada con una manta que presuntamente se habría prendido en llamas. Eso, unido a sus dificultades de movilidad, evitaron que la mujer pudiera escapar del fuego a tiempo. Su marido, también discapacitado y que tuvo que ser evacuado posteriormente al hospital por inhalación de humo, logró acceder al baño e intentó sacarla, pero no pudo hacer nada por salvarla.

Fue él quien alertó del incendio, ocurrido a las 10.00 horas de este lunes en el número uno de la plaza Lepanto de Benetússer, tras llamar al teléfono de Emergencias 112. Agentes de la Policía Local de Benetússer acudieron rápidamente al lugar, a escasos metros del retén de la policía. Los policías consiguieron rescatar al anciano, de 86 años. No obstante, pese a poner en riesgo su propia integridad, cuando pudieron sofocar el fuego y acceder hasta el aseo en el que estaba la mujer, la anciana ya había fallecido. 

En el inmueble se encontraba el marido, quien fue rescatado por la policía y evacuado por inhalación de humo

Hasta el lugar también acudieron varias dotaciones de bomberos del Consorcio Provincial de Valencia y patrullas de la Guardia Civil, así como una ambulancia del SAMU y un Soporte Vital Básico. En total fueron atendidas seis personas por los servicios sanitarios: El marido de la fallecida, que fue evacuado al Hospital Doctor Peset de Valencia por inhalación de humo, y la hija del matrimonio, de 53 años, tras sufrir una crisis de ansiedad. Además de cuatro policías que inhalaron humo al tratar de poner a salvo a los dos moradores de la vivienda.

"Un temperamento muy fuerte"

"Obstinada" y con "un temperamento muy fuerte". Así describen a Adoración sus familiares, quienes habían tratado por todos los medios de convencerla para ingresar en una residencia o al menos abandonar esa situación en la que vivía, encerrada en el baño sin apenas salir, desde hacía ya casi tres años. Tampoco atendía a razones con los servicios sociales del ayuntamiento, que estaban estudiando su caso y le habían ofrecido alternativas.

"Para no oírla discutir Pepe se marchaba al bar o se sentaba en un banco de la plaza hasta que se le pasara", explican sobre la actitud de su marido. Asimismo, fuentes vecinales aseguran que aunque el esposo estaba hastiado de esta situación, tras ser rescatado se le vio muy afectado por lo ocurrido: "¡Mi mujer está arriba, mi mujer está arriba!", repetía incesantemente preocupado por su estado.