Las coordenadas 43° 65.6’ Norte-5° 85.6’ Oeste identifican un lugar único en la Tierra: el metro cuadrado de suelo donde una mujer fue fotografiada casualmente a las 10.15 horas del pasado día 9 de noviembre, unas 17 horas después de que el móvil de la psicóloga madrileña Sandra Bermejo dejara de emitir señal a pocos metros de ese mismo lugar.

Las coordenadas en cuestión localizan en concreto un punto del cabo Peñas accesible por un sendero no apto para caminantes, torpes o inexpertos. En ese lugar se hallaba el 9 de noviembre una mujer vestida de negro y con una camisa blanca, al parecer la misma ropa o similar que llevaba puesta Sandra Bermejo el día de su desaparición.

La melena de la mujer de la foto también podría ser la de la madrileña afincada en Gijón, cuya familia busca desesperadamente desde hace 50 días. No obstante al hallarse de espalda al fotógrafo la identificación inequívoca de la mujer es imposible. Podría ser Sandra Bermejo o no.

Por eso la familia de la mujer, la asociación SOS Desaparecidos y los investigadores policiales piden que si alguien se reconoce como la protagonista de la foto lo comunique para descartar hipótesis.

La posibilidad de que Sandra Bermejo sea la mujer retratada por un ciclista que ese día pasaba por allí conduce a otros interrogantes: ¿dónde pasó la noche?, ¿lo hizo sola o acompañada…? Y, en todo caso, ¿Qué ocurrió después de la toma de la fotografía?

La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, estuvo este miércoles en el mismo lugar de la foto y a la misma hora para reconstruir el instante fotográfico y aportar sensaciones.

Al punto exacto donde se halla la mujer de la foto se llega desde el parking donde fue hallado el coche de Sandra Bermejo en un minuto. La piedra cuarcita que tapa los pies de la mujer sigue allí, identificable por una planta que crece a su lado.

En el lugar hay una calva de tierra hollada por miles de pies que, como la mujer de la foto, acuden a ese balcón natural a contemplar el mar, en busca de de relax, otros extasiados por la belleza natural de la zona, quién sabe si algunos en busca de respuestas.

El cabo Peñas, la porción de tierra más al norte del norte asturiano, es desde tiempos inmemoriales un lugar mágico, imán que cada año recibe decenas de miles de visitantes. Tal es su fuerza.

Exactamente donde se halla la mujer de la foto se oye el rugir del Cantábrico al pie de los acantilados, el viento se vuelve intenso, el sol de la mañana ensombrece la cara oeste de la peña Gaviera y el movimiento de las olas causa un efecto hipnótico que parece parar el tiempo .

Una observación menos bucólica certifica que el lugar, además de bello, es peligroso: solo 2 metros al norte de las coordenadas 43° 65.6’ Norte-5° 85.6’ Oeste se acaba la tierra firme de forma abrupta: la pared vertical de un acantilado de cien metros de altura y debajo el mar. No hay más.