Un empresario septuagenario de Benidorm ha tenido que rememorar por segunda vez en un juicio el asalto con secuestro que sufrió durante más de cinco horas en su vivienda a una manos de una banda británica que le torturó con un martillo, descargas eléctricas y ahogamientos con una bolsa que le pusieron en la cabeza. Todo ello para huir con un botín de 8.000 euros, aunque los asaltantes buscaban un millón de euros, importe que se corresponde al precio de una casa que planeaba comprar la víctima. La Audiencia de Alicante ya juzgó y condenó a dos acusados por este asalto violento a sendas penas de 19 años y medio de cárcel, pero uno de ellos fue absuelto posteriormente por el Tribunal Superior de Justicia por falta de pruebas.

Otro implicado que no compareció ha sido juzgado este lunes tras ser apresado y encarcelado y se enfrenta a una petición de penas que suman 19 años y seis meses de prisión como autor de dos delitos de detención ilegal, uno de robo con violencia en casa habitada y otro de lesiones. Asimismo, piden indemnizaciones de forma solidaria junto al resto de implicados por valor de casi 12.000 euros.

El principal autor material del asalto al empresario, que se identificó ante la víctima como un sicario que perteneció al Ejército Republicano Irlandés (IRA), se encuentra en paradero desconocido tras huir del país a raíz del robo.

Encapuchados

El empresario de Benidorm atracado recordó en el juicio celebrado en la Sección Décima de la Audiencia que los hechos ocurrieron poco antes de las ocho de la tarde del 24 de junio de 2018 en una finca de su propiedad, situada cerca del límite benidormí con el municipio de La Nucía. La víctima, de 79 años en la actualidad, explicó que fue abordada "por dos encapuchados que me tiraron al suelo y me dieron un martillazo".

Los asaltantes le llevaron al interior de la vivienda, donde ya estaba retenida una mujer a la que habían sacado de la bañera agarrándola del pelo, según su testimonio.

Según el septuagenario atracado, eran dos asaltantes los que entraron a la casa, le maniataron con bridas y le taparon la boca y los ojos con cinta americana.

Los atracadores, según el relato de la víctima, comenzaron a pedirle que les diera el dinero y a decirle que sabían que iba a comprar un piso por un millón de euros y que acababa de comprarse un coche de alta gama.

A partir de entonces comenzaron cinco angustiadas y largas horas en las que llegaron a darle descargas con un arma eléctrica, le golpearon de nuevo con el martillo, le amenazaron con cortarle los genitales con unas tijeras, le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza para asfixiarle y le rociaron con disolvente. "Eso era un asesinato, no un simple robo", se lamentaba la víctima.

De los dos asaltantes que entraron en la casa -un tercero se quedó en el exterior-, uno de ellos se dedicó a registrar la casa en busca de dinero y el otro fue el encargado de custodiar a las dos víctimas de la detención ilegal. Este último, juzgado ayer en la Audiencia, fue identificado por la voz por la víctima, ya que aseguró que había trabajado para otro británico al que le alquiló una terraza para un bar y unos días antes había estado hablando con él porque quería celebrar el cumpleaños de su hija.

Durante la detención ilegal, el empresario asegura que su secuestrador le confesó que "le ofrecían 30.000 euros por matarme y recoger el dinero, por lo que yo le ofrecí 60.000 euros para que nos soltara".

La propuesta no fructificó. "Dijo que si nos dejaba salir le matarían a él", añadió este vecino de Benidorm, quien acabó diciéndole a sus captores que en otro domicilio de Benidorm sí guardaba dinero.

Hacia dicha casa se dirigió el asaltante más violento, que ahora está en situación de rebeldía, y la víctima decidió entonces escaparse a través de un túnel que había hecho hasta el garaje. A pesar de estar maniatado, pidió permiso para ir al aseo y aprovechó la situación para desconectar la luz general de la vivienda y salir corriendo, igual que la mujer secuestrada. El asaltante, según la víctima, intentó agarrarlo pero pudo huir de la finca.

Alerta policial

La Policía Nacional, alertada del asalto, se encontró a las víctimas corriendo por una carretera "maniatados y semidesnudos", según uno de los agentes que ha declarado en la vista oral.

El acusado, a pesar de ser reconocido por la voz por la víctima, asegura que no participó en el asalto y que se encontraba con su pareja en otra zona de Benidorm, de ahí que su defensa haya solicitado su absolución ante la falta de pruebas directas que incriminen a su cliente.

Un policía afirmó que le quitaron las bridas al empresario y que se mostró atemorizado porque en el otro domicilio al que acudió el asaltante ahora huido se encontraba su mujer.

La propia víctima declaró ayer en el juicio que el acusado "me salvó la vida porque abrió la bolsa cuando me torturaban asfixiándome". Sin embargo, la Fiscalía pidió que sea condenado porque participó en el asalto.