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Archivan un juicio de agresión sexual por demencia senil aguda del acusado

El forense dictaminó que el procesado, de 96 años, no estaba en condiciones de ser interrogado

El nonagenario, ayer, durante el juicio en Vía Alemania. L.MARINA

Un nonagenario se sentó ayer en el banquillo de los acusados en Vía Alemania para responder de la presunta agresión sexual a una vecina de Campos. El fiscal pedía inicialmente para el procesado tres años y medio de prisión por este delito. No obstante la jueza decretó el archivo de la causa después de que el forense dictaminara que su avanzado alzheimer le impedía ser interrogado y enjuiciado.

Los hechos que se juzgaron ayer ocurrieron sobre las cinco y media de la tarde del 15 de noviembre de 2020 en la localidad de Campos. El anciano de 96 años actuó, según el fiscal, «guiado por un ánimo libidinoso y de satisfacción de su deseo sexual».

Así, de acuerdo con el escrito de acusación del ministerio público, el encausado llamó al timbre de su vecina. Cuando esta le abrió la puerta, y antes de que pudiera reaccionar, se abalanzó sobre ella. En primer término la agarró fuertemente de los brazos y comenzó a darle besos por la cara. A continuación le dio mordiscos en las mejillas y le pidió que ella hiciera lo mismo con él. También le instó a que le besara y le tocara los genitales, le dejara tocarle los pechos y que ambos se fueran a la cama. Pero la mujer se opuso frontalmente a sus requerimientos.

Sobreseimiento

El anciano, según la acusación pública, la agarró del cuello y la amenazó de muerte. La mujer logró zafarse y le amenazó con llamar a la Policía. El sujeto solo desistió de su ataque en ese momento y se marchó del lugar.

Sin embargo durante la vista señalada ayer en los Juzgados de Vía Alemania hubo un imprevisto que trastocó por completo el juicio. El anciano acusado de agresión sexual dio muestras de padecer una demencia senil aguda. Tras ser explorado detenidamente por el forense de la sede judicial, el facultativo llegó a la conclusión de que su avanzado alzheimer le impedía recordar lo ocurrido y, por tanto, ser juzgado.

A tenor de la valoración del especialista, la jueza llamó a todos los testigos para comunicarles que ya no era necesaria su presencia. A continuación dictó el sobreseimiento de la causa.

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